DIARIO DE VIAJE: A Sicilia
Día Siete (02.04.2022)
…El viaje tocaba a su fin, era el penúltimo día y había aspectos de nuestra relación que estábamos escenificando sutil e imperceptiblemente en el viaje pero que había que verbalizar, simplemente para oficializar lo que ya estaba decidido de antemano.
Tomamos el desayuno en la terraza, frente a la puerta de la habitación que nos preparó la pareja madura que gestionaba el alojamiento (educada y muy amable).
Lo primero que hicimos fue acercarnos al Teatro Griego (siglo III a.C.), reconstruido posteriormente por los romanos. Aceptablemente conservado con dependencias de acceso y adyacentes conformadas por enormes y altos pasadizos excavados en la roca. Eran singularmente bellas las vistas que se divisan desde ese lugar: el mar, la ciudad, el Etna (al que decepcionantemente no fui).
Volvimos a callejear por la ciudad y a recorrer en toda su extensión el Corso Umberto, donde había un sinfín de establecimientos comerciales, de regalos, recuerdos turísticos, antigüedades, restaurantes, zapaterías y tiendas de ropa, algunas de ellas de primeras firmas del mundo de la moda y el glamour. Carmen comentó que con ese tipo de comercio tan refinado la ciudad perdía su esencia tradicional. Yo contesté que a mí me parecía estupendamente que la perdieran, que evolucionaran y se volcaran en hacer de la ciudad un escaparate sofisticado, que eso suponía añadir variables culturales, atraía turistas y dinero, o, dicho de otro modo, hacía que sus habitantes vivieran mejor (a la mierda con la tradición casposa y cutre y con el ancestral aburrimiento que no acaba nunca). Pero claro, yo soy un liberal a ultranza y mi compañera no, todo lo contrario.
Buscamos un local llamado Bam Bar, donde al parecer se tomaba la mejor granita con o sin bollo (la de almendra es la más famosa, de café y de chocolate) de Sicilia.
La mañana era luminosa y la temperatura perfecta. Nos sentamos en una mesa al sol, Carmen tomó una granita sin bollo, y yo un capuchino, sin bollo también.
La puesta en escena de placer y bienestar viajero era perfecta. Se compadecía mal con lo que vendría inmediatamente, o no, y simplemente era el resultado de una lógica ineludible por lo que cuanto antes se evidenciara mejor…
La Fotografía: El mar desde el Teatro Griego. Panorama tormentoso como nuestro día.