LOS DÍAS (4)
Martes, cinco de abril de 2022 (1)
El día ha amanecido gris, frío, lluvioso.
Me habría gustado salir a caminar temprano, como siempre. No lo he hecho. Me faltaban energías.
Ahora, hoy mismo, siento los días de viaje como irreales, como si no hubieran sucedido. Quisiera estar ya a una distancia, como mínimo de un año y que los perfiles se hubieran desdibujado y fueran materia brumosa y a ser posible dulce y algodonosa.
El día se me está haciendo intolerable, pesado. Sufro y no sé por qué. Ayer, lunes, con las sensaciones más próximas y palpitantes, aunque solo fueran unas horas, resultó un día aproximadamente normal, ni mejor ni peor que cualquier otro. Hoy no, hoy me acomete una ansiedad que hace que a ratos me falte el aire.
A las cinco y media de la tarde y después de llevar ocho horas en el estudio absolutamente improductivas, ya que he tenido incontables problemas con el funcionamiento del ordenador (se ha mimetizado con la pesada bruma de mi cabeza, al parecer), decido irme al campo, a pasear y respirar aire frío. A medida que camine oiré una intrigante novela de Paul Auster, antigua ya, Ciudad de Cristal (1985), en la que el protagonista, Daniel Quinn, actúa de falso detective llamado Paul Auster. Procuraré abstraerme del mal día que me tiene acorralado, imaginando que muto en un detective sin ningún caso que investigar, o mejor en el mismísimo Humphrey Bogart…
La Fotografía: Detalle de una escultura de Igor Mitoraj, en Villa Casale, metáfora de mi humor de hoy, en el que una insidiosa e irreductible fuerza tira de mí hacia abajo.