DIARIO DE VIAJE: A Teruel
Día 4.4 Jueves (19.05.2022)
… Llegué a Belchite a la una menos cinco. No entré en el interior de la atracción turística porque se hacía en visitas guiadas, obligatoriamente, y la que estaba iniciada acababa a la una. Me lo dijo un señor vestido de miliciano de la CNT (eso me pareció) que fueron los que ganaron el asedio de Belchite; además de que es inconcebible que estuviera vestido de soldado franquista (estaría muy mal visto).
Era un señor mayor, de cara redonda y barba blanca, risueña y amigable, con alpargatas y boina cenetista (también acompañaba el atrezo con un viejo fusil y una bicicleta). Me hizo dos recomendaciones: una, que al menos visitara las ruinas desde lejos y detrás de la valla metálica, cosa que hice; y dos, un restaurante donde comer. Avancé por un sórdido y sucio camino polvoriento, a un lado las ruinas, y al otro, granjas porcinas que apestaban en un ambiente sofocante. Fotografié por fotografiar, sin apenas ganas. Después, fui a comer al restaurante recomendado por el viejo miliciano. La comida estuvo razonablemente bien (cerveza, sepia a la plancha, postre y café). En la sobremesa aproveché para charlar por teléfono con mi amigo Carlos Villasante que me llamó para agradecerme las fotos que le envié del centro Luis Buñuel. Mantuvimos una larguísima conversación muy gozosa y risueña (siempre que hablamos nos reímos mucho de todo lo que se tercia). Estuvimos de acuerdo en casi todo, sobre todo, ahora que ambos nos estamos haciendo misóginos (vamos contra el signo de los tiempos). El abre camino, va por delante, pero le he retado a que le alcanzaré. La situación promete porque entonces nos reiremos más todavía, si cabe.
Me fui de Belchite para no volver jamás…
La Fotografía: Belchite viejo. No me sugirió absolutamente nada. Fue un matadero estúpido, sin sentido. “Dios y Patria son un equipo imbatible, rompen todos los récords de la opresión y derramamiento de sangre”. Luis Buñuel