DIARIO DE VIAJE: Al Noreste
Día 4.1 Viernes (07.10.2022)
… Desayuné a las ocho en el bar del hotel, no se podía antes. No supe por qué. Los viejos hormigueaban por el bar del hotel y entraban y salían del restaurante. Compraban vino que comercializaba el propio hotel y no paraban de parlotear y moverse preparándose para el largo día de autobús, según los oí decir (debían de ser del sur).
Yo partí a las ocho y media, hacia el oeste, lo que significaba que mi viaje tomaba rumbo hacia el paulatino regreso.
La primera parada prevista sería La Poza de la Sal (85 Km), ya en la provincia de Burgos. La brumosa luz de la salida del sol, con cadena montañosa al norte y los campos en suaves ondulaciones hizo que parara varias veces a fotografiar. Ese sugestivo panorama no evitó, a la vuelta, que eliminara todas esas fotografías que con tan buenos propósitos había realizado.
La Poza era un pequeño y precioso pueblo (lugar de nacimiento de Félix Rodríguez de la Fuente) extendido en la ladera de una montaña que se cierne sobre el caserío con amenazantes formaciones rocosas. Comprendí que haber nacido en un lugar así y con talento, solo podía conducir a ser un naturalista más que relevante y precursor, como lo fue ese hombre. En las inmediaciones de las salinas donde se extraía la sal, desde antes de la época romana, hay un monumento escultórico a su memoria (no muy afortunado, por cierto).
Después de visitar las pozas, cerca del caserío, con canalizaciones de agua, estanques y un bello y pequeño puente, me dirigí al precioso pueblo, que recorrí azarosamente, como siempre hago en estos casos. El dédalo de calles, muy adoradas me pareció cuidado , entrañable y sugestivo. Me felicité por haber elegido ese lugar como un punto de llegada a lo largo de mi “road movie” del día. No todo me sale mal, qué va… es más, en este viaje casi todo me estaba saliendo bastante bien…
La Fotografía: Del pueblo me dirigí al Castillo de los Rojas (s XIV), situado en la cumbre que domina y protegía el pueblo. Ascendí por un intrincado sendero sobre piedras irregulares, agarrándome a una cadena sujeta a postes de hierro. En la parte alta del castillo se dominaba un amplio paisaje de 360º. La toma está realizada mirando hacia al oeste (el pueblo estaba orientado al norte). La sensación que tuve en ese momento fue de gozosa exaltación estética y bienestar físico.