12 ENERO 2023

© 2004 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2004
Localizacion
Mariano, Naty, José Luis, Toledo (España)
Soporte de imagen
-120 TMAX 100
Fecha de diario
2023-01-12
Referencia
945

DIARIO ANALÓGICO
El silencio 1
 
Martes, diez de enero de dos mil veintitrés

“El hombre se adentra en la multitud por ahogar el clamor de su propio silencio”. Rabindranath Tagore
El silencio, más allá de su inmensa proyección sobre la filosofía, la psicología (toda clase de comportamientos humanos), la sociología, el arte (todo el arte, incluso la música), la literatura, y, sobre todo, la poesía. La cultura, en su más basta acepción, es un hecho y un concepto clave para cualquier obra de creación. Se conecta sensible e intensamente con el alma humana.
Pero, más allá de cómo se quiera o se pueda conceptuar, que yo no pretendo hacer ni hoy, ni aquí (el misterio del silencio me supera con creces), tan solo me ocuparé de lo que significa para mí la experiencia en la vertiente más epidérmica e inmediata. Pensar y pretender escribir sobre el silencio sería colocarme frente al hecho artístico, y yo no soy un artista.
Antonio Muñoz Molina, que sí lo es, dice: “Atención y silencio vuelven memorable el presente”.
Yo, tan solo, tocaré tan maravilloso misterio humano, en un plano superficial, inmediato, epidérmico, humano, porque más allá no llego.
Tan solo hablaré del silencio entre seres humanos, como experiencia propia y parcial. No, no me adentraré en el poético campo del silencio cósmico, de la naturaleza, de los objetos, de la atmósfera ni de los paisajes. En estos días no sabría hablar de esos fenómenos tan grandes. No, como he dicho antes, ni artista ni filósofo.
“El silencio es, como nuestra propia existencia, tan solo una construcción verbal”.  Miguel del Arco
No sé exactamente lo que quiere decir del Arco, pero me gusta, es una frase muy bien construida y por eso no me resisto a traerla hasta aquí…
La Fotografía: Dos amigos (Mariano y José Luis) y Naty, hace dieciocho años. Ellos y yo éramos muy amigos y lo fuimos durante más de veinticinco años. Entre nosotros no había silencios, siempre teníamos experiencias o ideas que intercambiar. Éramos tremendamente amigos, sin reservas y con gran sinceridad (la absoluta, sencillamente, no existe y tampoco es necesaria); y lo más importante, auténtico gusto por vernos, querernos y escucharnos. Hace quince años, más o menos, eso terminó drásticamente. El silencio cayó sobre nosotros pesada e incongruentemente, sin saber porqué. Yo, al menos, no lo he sabido nunca.

Pepe Fuentes ·