DIARIO ANALÓGICO
LOS OTROS 4
Martes, veinticinco de Abril de 2023
…Dos noches de malos sueños (anoche y la anterior). Cuando son así, malos, nada tienen que ver con ficciones oníricas, ni literarias, por no decir fantasiosas e irreales. No, que va, me veo atrochando en el tiempo real y cercano (como si fuera poco la pesadilla de la vigilia), por los bosques oscuros de mis temores, de mis sombras, de mi tiempo actual, amenazante, estéril y estúpido.
Toda esa mierda que me sume en un estado de congoja, o decididamente deprimente, tiene que ver con la visión en perspectiva de mi vida en el futuro inmediato, e incluso, llevado un poco más allá, hasta unos pocos años, muy pocos, dos o tres curvas peligrosas más adelante. En ese futuro sin futuro, en sentido estricto, me veo fuera de mi vida de ahora, con un hiperrealismo asfixiante dentro de una cápsula, fuera del entorno en el que vivo en este momento de mi vida: independiente, autosuficiente y capaz, bailando a veces en mi propia casa como si todo fuera bien. Y hasta orgulloso sin causa, en los mejores momentos.
En ese futuro distópico, me veo en una especie de residencia (sería un geriátrico, tal vez, me pregunto), y no por enfermedad (alzhéimer, tal vez), sino por rendición, por claudicación y consecuente negociación y asunción de otro tipo de vida, que tomaría forma en una especie de celda de clausura, sin que nadie me perturbe a ninguna hora del día o de la noche (ese sería el lado fabuloso del asunto). Eso sí, con mi ordenador y mi cheslón de escribir. No concibo la vida sin esos dos elementos, preferiría morir si no cuento con ambos recursos en mi futuro y callado paisaje que se me viene encima.
Lo malo de estos sueños de duermevela, que los percibo como tétricos y vívidos, es que hacen que me levante muy desanimado…
La Fotografía: Esta mujer lo es del tipo que apareció en el diario ayer. Los miembros de las parejas irán apareciendo uno tras otro, primero uno y luego el otro. Lo harán en el escenario en el orden de prevalencia que a mí me pareció que mantenían en su equipo de dos. No es necesario decir lo absolutamente arbitrario que es esta apreciación, pero nadie debe hacerse líos porque quien lo decide soy yo, luego puede que todo sea al revés, como de todo de lo que me ocupo. Me gustaba, me caía bien: era vital, simpática y atractiva. No la he vuelto a ver desde hace años (ni falta que hace, nada tendríamos que decirnos).