26 MAYO 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL (JPG) 32. (MOVIL)
Fecha de diario
2023-05-26
Referencia
4615

DIARIO ÍNTIMO 65
Miércoles, veinticuatro de Mayo de 2023

Y, sin hacer nada en especial, salvo no comer, ayer llegó el escatológico día en el que me harían una Colonoscopia. Pura pornografía. No me veré por dentro porque me anestesiarán.
Los dos últimos días, no comí nada. Si fuera un prisionero de guerra, de cualquier guerra, y quisieran torturarme lo tendrían fácil, simplemente con no darme de comer confesaría todo, hasta lo que no supiera. Sería un traidor sin remordimientos: podría justificarme la deslealtad y dormir tranquilo. Comer está por encima de cualquier principio moral, por supuesto. Me parece que el alma debe estar situada en el estómago y no en la cabeza, como venía creyendo (también estaba dispuesto a aceptar que se encontraba en los genitales). Existencialmente, para mí, habrá un antes y un después de la dichosa Colonoscopia. A partir de ahora me entregaré voluptuosamente a cuidar de mi alma.
Naty, mi hada protectora, me llevó al hospital y me esperó pacientemente para devolverme a mi casa (al parecer es imperativo asistir acompañado), no sé si para recibir las malas noticias o para hacerse cargo del cuerpo en caso de no sobrevivir a la durísima experiencia. Le agradezco infinitamente sus cuidados y atenciones (y sus pérdidas de tiempo).
Me recibieron mujeres jóvenes por doquier, amables, simpáticas, atentas, y que, por si fuera poco, parecían guapas y deseables escondidas en sus uniformes verdes y las enojosas mascarillas. Por un momento me olvidé de que estaba allí dispuesto a que profanaran mis entrañas con riesgo de un diagnóstico devastador.
Mientras una bella hurí del paraíso hospitalario me transportaba en camilla oí que una decía a otra que el resultado de la tarde, hasta ese momento, era mitad y mitad (entre buenos y malos resultados). Me asustó que yo pudiera ser la moneda al aire que decantara la estadística hacia el lado malo.
El malestar creció exponencialmente en mi estado de ánimo a partir de que me dieron una especie de bata que me puse al revés, claro. En los hospitales todo es al revés que en la vida porque negocian con la muerte.  Después, tumbado en una camilla y en una especie de box delimitado por cortinas sentí todo el desvalimiento y fragilidad imaginable. Me dije: -si deciden ingresarme de urgencia (eso ocurrirá antes o después), qué será de mí-. No podré soportarlo. Lloraré como el bebé que soy y seré.
Me volvieron a transportar, esta vez a la zona de su trabajo y se pusieron a preparar el instrumental. Observé las maniobras en un estado catatónico, aunque las chicas me seguían gustando. Me pusieron una vía en la mano, que empezó a dolerme mucho. No fui consciente de cuando empecé a vivir en un magnífico western luminoso y excitante. Me vi como un héroe a caballo y creo que había hasta bellas mujeres que coreografiaban mi fabulosa aventura… Y, de pronto, la luz fluorescente del ambiente se hizo presente: adiós al western, al caballo y a las bailarinas. Y yo, encima, en pelotas con una espantosa batita de mercadillo. Qué lastimosa imagen. Para olvidar.
Vino un tipo joven, apresurado y escueto, pero con gafas, que me dijo que todo había ido bien, que me habían quitado tres pólipos pequeños y otro cuerpo extraño más grande (no recuerdo como dijo que se llamaba), que analizarían. Que fuera dentro de tres meses a mi centro médico a por el informe. Y se largó, como si nada. Interpreté que no debía preocuparme, porque sí, porque me pareció lo mejor para mí.
Naty me devolvió a mi casa y cené copiosamente. No sentía nada en especial, ni siquiera alivio.
Para celebrar la aparentemente buena noticia del día de La Colonoscopia, hoy, a las cuatro me iré de viaje a Alicante; después cruzaré la frontera hacia Murcia (en la comunidad valenciana hablan otra lengua), y luego, volveré.
La Fotografía: Llegamos al inmenso hospital a las seis menos cuarto de la tarde (la intervención estaba prevista para las seis). Estaba algo encogido. Tomé esta foto con el móvil cerca de la puerta principal y me adentré en el interior detrás de Naty, que estaba al mando de las operaciones.

Pepe Fuentes ·