ADENTRÁNDOME EN LAS TINIEBLAS 30
Martes, cinco de septiembre de 2023
“Una vida sin examen no es digna de ser vivida”. Sócrates
La llegada de la Era Septuagenaria a mi vida ha sido trascendente, aunque todavía no sé muy bien cómo la estoy interiorizando y los efectos que tendrá. Observo que me sereno si me conformo, o sería mejor decir que me resigno. Si avivo los deseos la Era Septuagenaria pesa mil kilos más que me aplastan la espalda; si me adormezco voy mejor, más descansado. Ese puñetero contrasentido desorienta mi vida.
La vida es deseo, lo digo yo y lo dijo Charles Chaplin: “La vida es deseo”, y lo dice cualquiera a quién se pregunte, salvo que sea un majadero.
Mientras se tenga un deseo, hay una razón para vivir. “La satisfacción es muerte”. Eso lo dijo George Bernard Shaw, autor que no es de mi predilección, aunque reconozca su capacidad creativa hasta el final de su asombrosa longevidad (95 años); se necesita mucho talento para vivir tantos años activamente sin desfallecer, como consiguió él. Yo, ni en mi peor pesadilla me imagino que me pase algo así (sería aguantar tan solo 25 años, pero no lo haré, ya lo creo que no).
Gustave Flaubert, dijo: “Un alma se mide por la dimensión de su deseo”, puede, pero, en este caso es preciso matizar: si un ser aborrecible, de indignos propósitos, desea mucho, su podrida moral generará la peste, el mal absoluto. Pero tampoco es conveniente hacer una lectura puntillosa de Flaubert (autor que me resisto a leer con intensidad y aplicación, aunque sí he leído con gusto, Bouvard y Pécuchet) porque lo que dice es preciso interpretarlo ampliamente, por supuesto. Ninguna obra humana digna de ser tenida en cuenta se habría podido realizar sin deseo.
La Fotografía: He dado muchas vueltas sobre la fotografía que debía traer hoy al diario y no se me ocurría nada redondo e incontestable en cuanto a poder simbólico o metafórico. Claro, me preguntaba ¿qué es el deseo para ti? Obviamente esa pulsión tan poderosa puede abarcar muchos aspectos de la vida; sin embargo, para mí es el deseo sexual el que adquiere una dimensión absoluta, muy por encima de cualquier otro, o al menos es el que moviliza más resortes celulares por ser pura biología, ya que habita y abarca a todos los sentidos físicos, aparte de otros metafísicos. En mi caso, la tormenta que se desencadena ante una mujer deseada no tiene parangón con cualquier otra sensación. El deseo de esta naturaleza compromete la inmediatez del placer, luego es puro volcán en erupción. Sospecho que no soy nada original y que tengo un alma poco sofisticada -pero así soy yo- expresión frecuente de una querida amiga. La imagen: de la película Tony Manero, de Pedro Larraín.