LOS DÍAS 63
Sábado, dieciséis de Septiembre de 2023
Se me está echando el tiempo encima. Solo me quedan cuarenta y ocho horas para irme de viaje y ni he terminado la tarea de las entradas de los días que estaré fuera. Esto supone que altero la idea del tiempo cronológica y lineal que necesaria e inevitablemente habita en un diario humano: las entradas solo pueden corresponder al tiempo pasado y no al tiempo presente (tan solo lugar de encuentro entre el pasado y el futuro, solo eso, recurso metafísicamente funcional y evanescente, sin entidad real); pero claro, por si alguien no se había percatado, casi ni siquiera yo; en mi diario yo soy uno y trino (Dios uno y trino, tres personas divinas y un solo Dios), o lo que es lo mismo: Dios (el tiempo y yo), y tres divinidades posibles y verdaderas: pasado, presente y futuro. Como ya he venido diciendo, últimamente, el tiempo es la mano armada o ejecutora de Dios, es decir, Dios mismo.
O, dicho de otro modo: si Dios ontológicamente no existe por su condición de invisibilidad (nunca, la humanidad, o la realidad, si se prefiere, ha podido mostrarlo y consecuentemente reconocerlo), es el Tiempo el que si la demuestra (todos morimos por efecto de su discurrir incesante). Luego a Cronos o Saturno (este último en versión latina, que nos pilla más cerca), no podemos obviarlos por lo que no queda otro remedio que articular y supeditar nuestra vida a su perpetua presencia.
A ver, yo no soy en absoluto un idólatra, simplemente es que solo reconozco una causa especial a la hora de encomendar mi vida a un valor que convive en guerra conmigo: terrenal, físico, carnal (sobre todo) y metafísico y todo al mismo tiempo.
Lo hago con este diario.
Quizá estoy enloqueciendo ahora que me ha invadido la Era Septuagenaria.
Se acabó el tiempo por hoy para este asunto.
La Fotografía: Imagen de Los cuatro cuartetos, de Sophie Fiennes (2022), con textos de de T.S. Eliot e interpretación (magistral) de Ralph Fiennes (El actor convierte el poema de Eliot en una gran declaración shakesperiana sobre la unidad del tiempo». Owen Gleiberman).
“Entre la idea
y la realidad
entre el movimiento
y el acto
cae la Sombra
Entre la concepción
y la creación
entre la emoción
y la respuesta
cae la Sombra. T.S. Eliot