LOS DÍAS 64
Domingo, diecisiete de Septiembre de 2023
“Un ser vivo que se aísla de su entorno se independiza trivialmente de la incertidumbre, sí, pero al alto precio de convertirse en un ser muerto (o casi: la hibernación)”. Jorge Wagensberg
Con frecuencia traigo citas a este diario porque enriquecen lo que escribo con un nivel de interés filosófico y calidad literaria muy por encima de lo que yo puedo escribir. Suelo estar de acuerdo con los autores invocados, es más, busco que me den la razón. Es un bonito ejercicio para mí, me gusta mucho.
Sin embargo, en el caso de hoy, no puedo estar más en desacuerdo con Wagensberg. Alguien podría decirme que es un poderoso argumento para obviar al autor, pero, todo lo contrario, porque me sirve de punto de partida para, por contraste, refutar la máxima, con pleno convencimiento, además.
Yo estoy construyendo diariamente mi aislamiento, como una crisálida que se cierra sobre sí misma, aunque eso sí, a diferencia de ellas, yo si como, mal, pero como.
Tengo otro inconveniente y esta vez de carácter estético, en vez de bella y colorida mariposa, devendré en abominable momia. Pero mientras, me aseguro reducir a la mínima expresión las molestias, por lo que en vez de ser un oneroso precio a pagar es más bien lo contrario, un premio al ascetismo e incluso a la “espiritualidad”.
Por otro lado, en lo que se refiere a la independencia trivial de la incertidumbre, el autor de hoy no ha caído en la cuenta de que no hay peor (o mejor) y tortuoso estadio que encerrarse en sí mismo con la incertidumbre propia, o sea, que en absoluto uno muere en vida, todo lo contrario, en esas condiciones se vive con una alta presión existencial.
En dirección contraria viajo con Fernando Pessoa: “…no tendremos deseos ni esperanzas porque deseos y esperanzas son gestos bajos e inelegantes; ni tendremos impulsos y desasosiegos porque la precipitación es una indelicadeza para con los ojos de los demás, y la impaciencia es siempre una grosería”.
La Fotografía: Ahora son las cinco y media de la tarde; bien, lo único que ha ocurrido hoy es nada, independientemente de este escrito y esta foto, adelanto otoñal, que he realizado en el paseo de la mañana, más bien temprano, oyendo en audible, a grandes rasgos, las características filosóficas del marxismo, comprobando que, como ya sospechaba, Marx, puede que tuviera algún sentido hace ciento cincuenta años (apenas si lo tenía entonces, en pleno romanticismo y a pesar de Hegel), pero ahora es una perfecta idiotez.