LOS MICROVIAJES: acercamiento a Pablo Picasso (2)
Sábado, quince de octubre de 2023
… Fui avanzando despacio por la exposición, encantado con lo que veía. Sobre todo, porque además de la genialidad del propio Picasso, las obras que habían incluido a modo de espejo o eco resonante, que ilustraban a la perfección, no solo el concepto que subyacía en la muestra, sino las poderosas señas de identidad coincidentes con otros autores, todos ellos geniales, potenciaban al máximo el relato. Picasso anotó en unos apuntes en el último año del siglo XIX: “Greco, Velázquez. Inspirarme”. Y lo hicieron, sin duda; pero no solo ellos sino otros muchos (Rubens, Zurbarán, Van der Hamen, Delacroix , Goya e incontables artistas más). Y también, la cultura popular y comportamientos humanos (tauromaquia y guerra); la imaginería católica y clásica; la mitológica (el minotauro, imagen germinal en su obra); lo sagrado y profano como idea totalizadora tal y como proponía la muestra.
La exposición se me hizo muy corta dado que tan solo reunía un total de 38 obras (de Picasso, tan solo eran 22) y que abarcaban tres décadas de obra picassiana.
Estaba estructurada en tres apartados: Iconofagia (palabra inexistente en el diccionario de la RAE, pero perfectamente entendible: gran devorador de imágenes); Laberinto personal, cómo no: en cualquier artista de talento y auténtico (humano), lo personal y lo creativo y artístico se mezcla y confunde; si no las obras serían producción artesana, o no exactamente, más bien sería producción utilitarista o algo parecido; y Ritos sagrados y profanos, cómo no: somos consecuencia de la cultura y de las creencias que nos constituyen en el tiempo. Toda esa amalgama o precipitado de referencias desde casi tiempo inmemorial, combustionan en Picasso, y en combinación con su personalidad arrolladora y determinada, hedonista y sensual, le convierten en el artista total, quizá el más genial y contundente del siglo XX y más allá.
Ni qué decir tiene que estaba encantado con lo que veía y me agradecí a mí mismo la idea de acercarme a Madrid, el sábado por la tarde…
La Fotografía: La Virgen con el Niño, Santa Isabel y san Juan Bautista, de Peter Paul Rubens y una obra de Picasso, alusiva a la familia. No parece un díptico muy afortunado, tanto por el estilo como por el concepto; en mi caso, primero porque Rubens no es uno de mis pintores preferidos y porque la intencionalidad de Picasso en esta obra no parece tener mucho que ver con la de Rubens. Sin embargo, incluyo la propuesta y fallida analogía porque me gustó mucho esta obra de Picasso, que no conocía (no soy entendido en Picasso y ni mucho menos he visto toda su obra). Da la impresión de ser una obra menor por su sencillez y esquematización; pero la pureza de trazos y la enorme expresividad y sensibilidad hizo que la prestara especial atención. Me encantó.