DIARIO ÍNTIMO 86 y 6
(Cinco generaciones de Fuentes)
Miércoles, veintinueve de noviembre de dos mil veintitrés
La historia continuó y continuará
…Y de Gabriel Fuentes, a ellas: Lucía Mae y Emma Louise Fuentes, sus hijas.
Quinta generación conocida de los Fuentes. Y aquí, estoy seguro, es donde se produce el cambio de signo, ya anticipada en su padre; la catarsis absoluta en nuestra breve saga. Ellas son fantásticas, tanto en belleza como en facultades y bondad natural.
La diferencia es abismal, sideral más bien, porque ellas han crecido en todos los sentidos espectacularmente; mientras todos sus ancestros, salvo sus padres, también grandes, hemos permanecido durante tres generaciones incrustados en la tierra donde nacimos y vivimos calladamente. Nunca hemos levantado un palmo del suelo.
Sin embargo, ellas han traído consigo facultades y belleza natural espectacular. La belleza, tan deseable y tan pocas veces conseguida singularmente les ayudará a transitar por el mundo desde la mirada de los demás.
No es solo eso, si no, también, los rasgos de personalidad prometedora que van aflorando en ambas a partir de su curiosidad e inquietudes.
Tanto Lucía como Emma, las dos por igual, poseen una inteligencia superior que demuestran en unos resultados académicos nunca por debajo del sobresaliente. Además, su voluntad, carácter y el incansable afán por alcanzar la perfección en todo lo que hacen. Cada una de ellas destacará en aquello a lo que se dedique. Y, lo más importante de su manera de ser: su afán de superación y crecimiento que les hará felices. No creo que ellas sean víctimas de la desorientación en el camino que elijan.
En lo que se refiere a sus inclinaciones o gusto por disfrutar mediante aficiones: Lucía se esfuerza con éxito en el atletismo, y Emma en el canto y la interpretación teatral, también afortunadamente, interpretando papeles protagonistas en las obras escolares en las que interviene.
Su futuro, en todos los sentidos, no puede ser más alentador. Por si fuera poco ese abanico de potencialidades, ambas son cariñosas y simpáticas.
Y ahora, me pregunto, dónde empieza y acaba la intervención de unas generaciones en otras, es decir, la precedente sobre las siguientes. Mis nietas tienen la suerte de contar con unos padres fantásticos que las están educando en la cultura del esfuerzo; pero sigo pensando que en este caso, por encima del virtuosismo de sus padres, están ellas al frente de sus vidas, pasiones y deseos. Bien por ellas.
La Fotografía: Si echo la vista hacia atrás, desde el nacimiento de los primeros Fuentes que he conocido, en los comienzos del siglo XX (el mayor, mi abuelo paterno nació en 1896), solo puedo reconciliarme con el hecho de vivir, a pesar de mi admirado Cioran, sobre todo si pienso que si hubiéramos fallado alguno de nosotros de la cadena, Lucía y Emma, serían otras. Probablemente, en la vida, todo responda a un raro equilibrio de influencias, aportaciones, piezas que encajan con exactitud y en las que no sobra ningún componente y, todo ese complejísimo mecanismo que es una vida humana venga determinado desde tiempo inmemorial por los átomos que se han ido mezclando en el tiempo. No estoy absolutamente seguro de que todo esa teoría sea cierta, pero una vez descartada la posibilidad de cualquier intervención divina por inexistente, alguna explicación tiene que haber para que todos seamos como somos y no otros. Quizá, llega un momento y una generación en la que toda esa sucesión de hechos accidentales e impremeditados, cristaliza en la llegada de personas hermosas y magníficas. Naturalmente, aparte de las aportaciones de otros miembros de su familia, como la de su madre y sus propios ancestros, por ejemplo, Lucia y Emma son una suerte para todos nosotros. Me gustan mucho, no solo por ellas mismas, sino porque elevan a la quintaesencia a nuestra pequeña y corta familia. No quiero ni pensar que no fueran quienes son.