11 ENERO 2024

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Cefalú, Sicilia, Italia
Soporte de imagen
DIGITAL 102400
Fecha de diario
2024-01-11
Referencia
10217

LOS DÍAS 6
La perfección es posible, lo juro…

Lunes, ocho de enero de 2024

Ha sido un fin de semana perfecto. Pero no es solo esa la buena noticia, sino que, para colmo de mi dicha, veo claramente que todos los días pueden serlo, todos perfectos.
Hoy, sin ir más lejos, también, y la semana entera.
Aunque hoy tengo un serio inconveniente a primera hora de la tarde: iré a la consulta de un urólogo a ver qué me dice sobre el estado de mi próstata. No tengo ningún síntoma alarmante, lo normal para mi edad, pero todo el mundo dice que a partir de un cierto momento hay que hacerse revisiones de eso, de la próstata, y yo no me las hago. Qué más da, me digo. Pero, por otra parte, también me digo, si quieres seguir disfrutando de fines de semana perfectos tendrás que atender a la medicina preventiva, me digo. Eso haré hoy.
Vuelvo al fin de semana: ¿por qué ha sido perfecto? Porque preveo con claridad que mi destino se cumplirá por fin de un modo absoluto. Se cerrará mi ciclo vital armoniosamente, acabará como empezó, en la más perfecta soledad. Sí, ya sé, es demasiado fácil, un argumento supuestamente filosófico manido y obvio: morimos solos, exactamente como nacemos, igualmente solos, a pesar de las comadronas y los comités de recepción estúpidamente felices.
No, no estoy pensando en eso, en filosofía para tontos de baba; no, estoy pensando ahora en que mis primeros seis años de vida fueron de niño solitario; exactamente como serán los seis últimos: de hombre solo, que no viejo, porque como dije hace unos días, yo, en mi fuero interno, no seré viejo nunca; hasta que me canse, por eso lo de los seis años, porque preveo mucho cansancio por haber acumulado demasiada felicidad sobre mis hombros.
Un día de estos hablaré de en qué consiste la felicidad, no porque lo sepa,  sino porque me lo está contando José Antonio Marina, al que hago caso porque es de mi ciudad, al menos hemos compartido el mismo aire y orígenes religiosos, es decir lo que él piense, también puedo pensarlo yo (quiero decir que ninguno de los dos somos budistas, por ejemplo).
Vuelvo al fin de semana, por segunda vez (se me va un poco la cabeza): desde el viernes a última hora de la mañana que Naty se llevó a Mi Charlie, no sin que antes me mirara intensamente a los ojos preguntándome si tenía que irse, a lo que le dije que sí, que era la ley. Se fue, conforme. Él es así. Considera que soy el jefe de su vida.
Desde ese momento hasta ahora, ocho y media del lunes, no he visto a nadie ni he hablado con nadie en ningún momento (salvo conmigo mismo, ruidosamente). El silencio, a lo largo de tres días y noches ha sido total, absoluto, estremecedor. Y así serán todos mis días en los próximos seis años, salvo alguna tonta excepción, como ir al médico.
Luego, después, ya no porque estaré roto de cansancio.
La Fotografía: Cuando llegue el momento, me iré de este mundo como este hombre que dicen que era Dios, porque con tanta espiritualidad en la que viviré todos los días que me restan habré aprendido a levitar o mejor a volar triunfalmente.

Pepe Fuentes ·