20 ENERO 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL (JPG) 32. (MOVIL)
Fecha de diario
2024-01-20
Referencia
10231

LOS DÍAS 9 y 7
Fascismos, comunismos: todos de la misma ralea…
Viernes, doce de enero de 2024

… A las doce y media decidí volver a mi casa, no sin antes recorrer los jardines, decorados con material militar herrumbroso aunque repintados (viejos y absurdos cañones y un cochambroso helicóptero).
Me detuve frente a las fachadas, singularmente elaboradas, la norte y la sur, de los arquitectos Covarrubias y Herrera, respectivamente, parecidas ambas. Las otras dos no (este y oeste).
No, el Alcázar, nunca ha sido un edificio especialmente estimado en el patrimonio monumental de la ciudad. El Escorial y el Alcázar, se parecen porque participan del mismo concepto y estilo, sobre todo porque ambos estuvieron impregnados de la fuerte personalidad y gusto del promotor: Felipe II (Juan de Herrera participó en ambas construcciones y no, no me gusta en absoluto el estilo herreriano, me parece amenazante y desapacible).
Formalmente renacentistas (aunque a mí difícilmente me lo parezcan), ya que llevan el planteamiento renovador del renacimiento a una depuración racionalista prosaica, severa, sin las sutiles y sugerentes filigranas platerescas (Catedral de Salamanca o el Museo de Santa Cruz, de Toledo, por ejemplo).
Arquitectura áspera, pesada, tal vez aburrida también, en franca contradicción con el elegante y sutil naturalismo del estilo renacentista originario.
Es curioso, y no sabría decir exactamente porqué, la arquitectura que generó el férreo estado del s XVI en España, parece un adelanto de lo que cuatrocientos años después fue la arquitectura fascista y comunista. Como denominador común a todas ellas está el hecho de que sitúan al estado por encima de la libertad inalienable del individuo; lo que viene a significar que todo orden ideológico estatalista responde a los mismos presupuestos éticos, estéticos y artísticos, que se traducen en las mismas fórmulas vitales, todas alienantes, todas sórdidas, todas tristes.
Es un sarcasmo y un absurdo filosófico situar ahora a comunismos frente a fascismos como antitéticos, y es más, como buenos unos y malos otros, esa falacia solo puede provocar estupor y enfado porque son exactamente iguales: ambos manipulan y explotan, ambos expolian y esclavizan, ambos matan a millones de personas si es necesario para sus malditos fines. Esa dialéctica se sostiene por sí sola, tan solo con pensar en los nacionalismos: desde los uniformados y asesinos del siglo XX, como los étnicos y exaltantes de absurdos valores culturales únicos, tan ridículos y excluyentes de ahora mismo.
Asombrosamente ahora, en España, navegan todos en la misma nave,  de los llamados “progresistas” (radical adulteración perversa y culpable del lenguaje), todos juntos, cantando y remando, borrachos y enloquecidos, en la misma dirección, hacia el precipicio.
Pero a fin de cuentas es lógico porque todos participan de un mismo interés: la manipulación inmoral e ilegitima (e ilegal) porque atenta contra el patrimonio material y espiritual de todo un país (prevaricación sostenida y continuada); las leyes y principios básicos del sistema democrático (división de poderes) por el trivial y sofocante por vergonzoso de conseguir sus privadísimos fines.
En cuanto a la autodenominación de “progresistas”, son justamente lo contrario: regresivos ya que buscan siempre el mínimo esfuerzo de todos para así obtener el premio de su poder. Sin embargo, yo no conozco otra forma de progreso que el que genera el esfuerzo continuado y productivo.
Pura mierda todo, la misma manipulación interesada de los inocentes callados, es decir, en nuestro país todos los que no somos ellos ¡¡¡pobres, todos nosotros!!!
El caso es que la mañana se me había acabado y también el cuento de estas últimas entradas.
El resto del día, es decir la tarde, la pasé sin pena ni gloria, o más bien con pena porque tuve que afrontar un problema de conexión en la impresora (me ayudó Naty). Me sacan de quicio los invisibles conflictos informáticos, inesperados e irritantes siempre.
La Fotografía: No, no es una metáfora que homenajeé al Alcázar (a lo lejos), o al menos pretenda señalarlo como digno de la máxima gloria, yo no me ando por esos derroteros, sino, tan solo es el arco iris, tan brillante que precisamente no cae sobre el Alcázar, sino al lado. Pura y alegre decoración multicolor para mi diario; pero cuidado, no hay que dejarse engañar fácilmente con la imagen porque bien mirada está preñada de amenazas, solo hay que mirar el cielo tormentoso.

Pepe Fuentes ·