LOS MICROVIAJES
A Madrid: Arco y Teatro (1).
Sábado, nueve de marzo de dos mil veinticuatro
El viernes desee que todo saliera bien en mi viaje a Madrid de esa misma tarde.
Antes de salir, mi peluquera habitual me afeitó la cabeza. Lo hizo bien, pero nuestra conversación fue sosa.
Llegué a Ifema a las dos y cuarto. Arco no abría hasta las tres. Tuve que esperar impaciente dando paseos desprotegido por un sol destemplado.
No sé por qué intuía que la visita no sería especialmente interesante. En fin, pensé: –mejor hacer que no-. Además tenía teatro. Tampoco esperaba demasiado de la obra, de la que se me había olvidado hasta el título y el argumento.
Las venturosas expectativas de las que hablé en la entrada del mismo viernes, en el momento de ponerlas en hechos, sentí que desaparecían en el disolvente de mi escepticismo habitual. Un brutal descuento, como si tuviera mucho margen de beneficio ¡qué risa! Maldita sea…
La Fotografía: Avanzando con determinación pero con dudas y completamente desenfocado por el estand 7 de la feria, o tal vez fuera el 9, da igual, ambos se parecían como dos gotas de agua; lo mismo que yo a mí mismo.