31 MARZO 2024

EL DÍA DE LOS EPÍLOGOS 36
Aquí sigo, en el mes de aniversario de las dos décadas de este diario. Si echo un vistazo a cómo eran las entradas de los primeros años, tan cortas, a veces de solo una línea o una escueta cita y las comparo con la extensión de las de ahora, tan largas, me pregunto dónde radica la diferencia de mi disponibilidad hacia la escritura. Me contesto: a lo largo de tantas miles de entradas me he creado un estado de forma fluido en el escribir. También en reflexionar o en narrar con fotografías que entonces no tenía. La escritura, como cualquier otra actividad humana que persiga el crecimiento necesita de entrenamiento. Se aprende y perfecciona algo haciéndolo.
No, no quiero decir que lo que escriba tenga algún interés más allá de mí mismo, no, y no es falsa modestia, es que tan solo soy un aficionado sin argumentos objetivos que me avalen. Desde que nací he sido puro autodidactismo en todo. El consabido ejercicio de prueba y error, y ya está. Solo me salva algo que está por encima de cualquier consideración: a mí me sirve.
Conclusión: cualquiera puede hacer lo que sea, solo precisa voluntad, constancia y algo de suerte para poder realizar lo que quiere, que no siempre es posible.
Lo mismo podría ocurrir con el arte de vivir, teóricamente al menos, pero eso es mucho más difícil por lo que no vale solo con la voluntad (se presupone que todo el mundo la tiene). A mucha gente, unas veces nos sale fatal el invento, y otras no tanto. Mi caso, por ejemplo, que a pesar de llevar tantos años con mi vida a cuestas, no consigo gestionarla con la excelencia que me gustaría y debería. Todo me sale regular tirando a mal.
Hablando  de la vida día a día, en este mes, las entradas de Los Días (7), en las que relato mis hechos cotidianos, domésticos incluso. Nada nuevo.
El Diario de las Formas (1) en la que hablo de la paradoja de hablar de las formas explicitadas mediante obras de arte o fotografías (no es lo mismo), dado que estas se explican por sí mismas. O no.
Colección de Misceláneas (5), como en casi todos los casos de este apartado, dedicadas a cine y literatura.
Diario de la Nada (3), otras entradas sobre lo mismo: literatura y vida personal, que más bien tendría que haber colocado en el diario íntimo, aunque da un poco igual porque al final todo es lo mismo: mi vida y las cosas que hago y no hago. En este capítulo las fotos han sido autorretratos de campo, junto a Mi Charlie. Las fotos quedaron bien.
Los Microviajes (13). Muchas entradas aquí. Crónica de mi visita a Arco (quizá mejor haber encuadrado estas entradas en Monólogos sobre Arte), y una representación teatral que no me gustó especialmente, aunque sí los actores.
Diario Íntimo (1). Sobre la conveniencia o no de pagar para que me toquen, cuando ya ninguna mujer siente el deseo de hacerlo. Y no necesariamente que el contacto físico sea sexual (que también), sino tan solo sentir la proximidad y la piel de otro ser humano (una abrazo, por ejemplo). Yo ya no toco a nadie y nadie me toca a mí; salvo Mi Charlie. Luego, me pregunto:  ¿el ser vivo más importante para mí es Mi Charlie? No me contesto: la respuesta cae por su propio peso.
La Fotografía: Automatismo fotográfico (lo que más me ha gustado siembre: los automatismos que asaltan el consciente con una fuerza incontenible). Inspirado en el encuentro fortuito (o no), entre mi deseo de fotografiar con trascendencia y la luz primaveral, los rabanillos en flor y un resuelto impulso de vivir una gran mañana de domingo. A pesar de todos los inconvenientes, la voluntad de la creación siempre vence.