1 ABRIL 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Hospital Tavera, Toledo (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL 25.600
Fecha de diario
2024-04-01
Referencia
10280.1

LOS DÍAS 28
“Si se proclama que Cristo ha resucitado, ¿cómo algunos de vosotros podéis decir que los muertos no resucitan? Si no hay resurrección de los muertos, Cristo no ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado nuestra predicación es vana y lo que creéis es una ilusión”. San Pablo
Sábado, treinta de marzo de dos mil veinticuatro

Hoy me siento deprimido, me parece que sí, que lo estoy. Pocas dudas me caben al respecto.
Me he levantado desganado. He ido a por Mi Charlie y ambos hemos paseado por el campo, como siempre hacemos.
He hablado con dos amigos mientras caminaba (9 km): Armando (mucho tiempo); y Ángel (poco tiempo). No hemos arreglado nada; es más, hemos constatado que no pasamos por el mejor momento de nuestras vidas. Últimamente es un tema recurrente y alarmantemente pertinaz entre nosotros. Parece que vamos a seguir así para siempre.
Después del paseo he ido al Super, a comprar de beber y comer. A la vuelta he cocido unas judías verdes, para los primeros platos de la semana, que comeré con diferentes recetas.
A lo largo de la mañana he oído la espléndida novela de Amélie Nothomb, Los Aerostatos. Obra inteligente, de prosa fulgurante, como todas las suyas. Relata la historia de la entrada en la vida y en la gran literatura de un adolescente de la mano de una joven profesora de inmensa sabiduría. Perturbadora historia de amor y muerte. Nunca me canso de leer a esta escritora, soy adicto a sus mundos y sus criaturas, siempre inteligentes y apasionantes.
Me pregunto cómo sería mi inestable equilibrio, casi siempre en riesgo de caída al vacío, sin la literatura. No me contesto porque ya, el solo enunciado de la pregunta, me estremece.
Encima, hoy es sábado, eso sí, Santo, aunque no sé muy bien la mecánica conceptual de la liturgia  de la semana santa (supongo que si toda la semana es santa, el sábado, también, aunque debió ser un día que, más que santo sería incierto, porque no se sabía que podría pasar después del sacrificio). Lo que supieron enseguida los contemporáneos  de ese tiempo  prodigioso es que el día siguiente era Domingo de Resurrección (y al tercer día resucitó, todavía me acuerdo de las catequesis de mi niñez). Realmente, no sé el alcance del milagro, aunque San Pablo lo tenía bastante claro: sin resurrección, no había  cuento.
Sé que eso a mí no me afectará mañana porque seguiré deprimido, seguro. He tenido una semana horrible, como al parecer la tuvo Jesús de Nazareth: pasión y muerte. Pero en mi caso, sin renacimiento posible.
Me pregunto quién inventó toda la retórica cronológica de la Semana Santa, si el protagonista estaba muerto (asesinado) y su cuerpo enseguida ascendió hacia no se sabe dónde. No creo que dejara instrucciones para la organización de todo este tinglado para conmemorar su tiempo post mortem, con creyentes que se autoflagelan y comitivas de tapados, callados y sufrientes.
Jesús de Nazareth, como Sócrates, nada dejó escrito. El griego contó con Platón para perpetuarse; sin embargo, Él tuvo a muchos, una legión de secretarios e incluso santos como correspondía a su condición de Dios en viaje promocional.
Es fácil trasponer la imagen de Jesús de Nazareth con sus apóstoles, escribas y la comitiva de creyentes ideologizados que le seguía (en eso fue un precursor); con la de los líderes de ahora, reyes, jefes de gobierno (y de la oposición) seguidos por una pléyade de ministros y asesores y guardaespaldas… Menos mal que esos, según tengo entendido, no resucitarán; solo faltaba seguir viéndoles la jeta después de muertos o tener que sacarlos en procesión.
Nada ha cambiado en dos mil años ¡Qué cansancio, por Dios!
Por la tarde, nada, pereza y desánimo (estaba deprimido por la mañana y por la tarde no he mejorado).
Hoy por la noche no saldré: prefiero estar con Mi Charlie a ir a algún bar a ver mujeres que no me verán a mí. Como vengo diciendo, el único ser vivo que me mira y me ve, es Mi Charlie.
La Fotografía: Cristo resucitado en el centro de un Tabernáculo, ingrávido, a punto de ascender a no se sabe dónde. El Greco, Hospital de Afuera de la ciudad de Toledo.

Pepe Fuentes ·