DIARIO DE LA BELLEZA 1
“El deber de uno es sentir lo que es grande, apreciar lo bello y no aceptar las convenciones de la sociedad con la ignominia que nos impone”. Gustave Flaubert
Lunes, veintisiete de mayo de dos mil veinticuatro
En estos días Naty está en casa debido a circunstancias logísticas: cambiará de casa a mediados de junio; mientras necesita techo y la casa donde vivo también es suya. Ningún problema con esa inesperada circunstancia. A lo largo del mucho tiempo y vida que compartimos siempre nos llevamos bien: cuando éramos pareja de hecho (muchos años); cuando fuimos matrimonio legal (poco tiempo, aunque todavía lo somos); y cuando hemos sido matrimonio separado, también seguimos llevándonos bien (a pesar de que yo me quedé varado, no por eso me enfadé, no tenía sentido, cada uno debemos ser fieles a nuestro destino).
La convivencia armoniosa e indulgente es Bella. La vida en soledad, también, aunque a veces se presente con muy malas maneras y la sientas como una sombría pesadilla.
Llevarse mal en un mismo espacio vital es de salvajes, estúpidos, interesados y groseros.
Mejor no llevarse en absoluto. Si compartes, solo puede ser desde el trato cálido, armonioso y fantástico.
Nosotros seguimos entendiéndonos bien. No sé hasta cuando; sí dejamos de hacerlo, a estas alturas, con todas las fases vitales ya vividas, el silencio entre nosotros será inapelable y eterno.
Es curioso, porque ahora, después de tres años de alejamiento doméstico, volvemos a compartir la casa (provisionalmente), pero cada uno por su lado, aunque las comidas las hacemos juntos, como siempre hicimos.
No hay nada más invivible que la tensión de la enemistad y el enfrentamiento. La lealtad, la armonía, la tolerancia, la ayuda y la comprensión son imprescindibles para estar cerca de alguien, y más en un mismo espacio físico. Yo no podría vivir de otro modo en compañía. Soy muy vulnerable a la agresividad y mala fe de alguien hacia mí; o la que yo pueda sentir hacia alguien. No me permito la cordialidad impostada, sea por la causa que sea.
Los valores son (excluyendo el amor, por supuesto, porque ese sentimiento nunca se sabe con seguridad sí está o no y mucho menos en qué consiste), increíblemente sencillos y de necesario e imprescindible cumplimiento: respeto, generosidad, atención, armonía e indulgencia -dentro-; desconsideración, egoísmo, tensión, rechazo y agresividad -fuera-
Si se da esto último, se pone un universo de por medio y fin de la historia. A otra cosa.
Nunca, jamás, bajo ningún concepto, soportar malestar día a día. Eso no lo merece nadie. No puede haber causa o razón que lo justifique.
La vida es una, y corta, con todas las molestas e inevitables servidumbres que hay que arrostrar, como para tener que soportar a alguien indeseable al lado por convencionalismo o cualquier otro motivo sin sentido. Nunca, sea quien sea, pareja, padres, hijos, hermanos, amigos o quién coño sea. A la mierda con la gente desagradable que nos moleste.
La Fotografía: Contra la fealdad y las malas babas del mundo, la belleza que son capaces de crear los artistas, como esta impactante obra de Leonard Foujita, El sueño, que me emocionó. La vi hace un mes, junto con otra suya similar, en el Museo de Bellas Artes de Oviedo.