CENA RARA 3.4
“No pedir nada, significa que se ha perdido la libertad de elegir y rechazar”. Mishima
Jueves, seis de junio de dos mil veinticuatro
… En un momento de la cena, la mujer Diez dijo que volvería al restaurante en el que estábamos, a lo que me apresuré a proponer que me avisara para acompañarla. Descubrí mi juego ante todos los demás, pero eso era lo de menos. Míster V, celebró mi ocurrencia y nos dimos una palmada de triunfo; para nada, porque la mujer Diez, pasó olímpicamente de mi cortejo.
A estas alturas supe que mi propósito era imposible, pero no por eso dejé pasar al desánimo. Seguí haciéndome el gracioso provocador (luego, en los mensajes del grupo de -WhatsApp que creamos todos fueron en el sentido de que la cena había sido muy divertida). Pues que bien, pero después, en el camino de vuelta, a mí solo me quedaba desenamorarme.
La cena terminó de muy buen rollo, nos hicimos una foto de grupo, creamos el de WhatsApp, y levantamos la mesa.
Ahora, me dije, a la salida me ofreceré para llevar a su casa a la mujer Diez; negativo, me había ganado por la mano Míster V, que fue con quien se fue. No sé cómo lo hizo y en qué momento, pero lo hizo. Él es para mí un ejemplo virtuoso de seductor, porque de un modo discreto y quedo consiguió lo que yo, con mucho ruido y ostensibles gestos no conseguí; así que le pediré que me imparta unas lecciones aceleradas…
La Fotografía: Metáfora de Míster V, todo un caballero, discreto y culto, amable y atento a los demás, y, por si fuera poco, creyente, eso sí, de sabidurías de origen oriental. Procuraré hacerme amigo suyo porque ganaré yo en el intercambio, seguro (él, es más).