23 JUNIO 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Palencia, Catedral, San Antolín
Soporte de imagen
DIGITAL 102400
Fecha de diario
2024-06-23
Referencia
10410

DIARIO DE LO IMPOSIBLE 1 y 5
“Todo hombre o toda mujer que renuncia a su deseo rechaza su propio abandono
Su nacimiento
Es decir, el abismo que es el verdadero núcleo”.
Pascal Quignard
Jueves, seis de junio de dos mil veinticuatro

… A las doce entraba en el aparcamiento de Colón donde había dejado el coche. En estos actos exagerados para socializar, si llevas alguna expectativa, como fue mi caso, es la hora de la derrota, el momento de recoger los restos del naufragio, colocarlos en el maletero y volver a casa. Llegué a la una menos diez, sin gloria y en pleno proceso de desenamoramiento obligado.
Olvidé enseguida a la mujer Diez, aunque no del todo porque días después la envié un mensaje personal, al que apenas me contestó, como si hubiera levantado una ceja cansinamente (no sé si publicarlo mañana o no, lo decido a última hora, aunque sospecho que no lo haré).
La cena funcionó bien en cuanto a que todos reímos y todo resultó grato. Lo de mi enamoramiento súbito tan solo fue un juego privado que me creé para mi disfrute, aunque lo expresara sin inhibiciones. Sabía que no funcionaría, pero, a fin de cuentas, qué más daba. Aunque si la Diez me hubiera visto con ojos amorosos, me habría vitalizado, sin duda. Considerado el resultado fríamente, menos mal que no lo hizo, porque creo que era una mujer que no me convenía. Se había comportado toda la noche como una diosa. Era la encarnación misma de las mujeres que suelen rechazarme, aunque eso no supone ninguna singularidad especial porque ahora, en este momento de mi vida, me rechazan todas sin excepción.
Voy a dejar ya a la mujer Diez (a la que no volveré a ver), porque estoy a punto de ponerme cursi y ninguna mujer merece ese dispendio de mal gusto por mi parte.
La Fotografía: Yo, mismo, víctima del desamor, transustanciado en San Antolín, santo decapitado, que traigo aquí hoy por dos razones: por el poder evocador y literario de una contradictoria victimización en aras del amor; y por mi santidad, que es, a fin de cuentas, lo que soy: un santo a través del martirologio.

Pepe Fuentes ·