24 JUNIO 2024

© 2013 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2013
Localizacion
Feria de arte Arco. Madrid (2013)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD DELTA 3200
Fecha de diario
2024-06-24
Referencia
10420

DIARIO DE LO IMPOSIBLE 2.1
“Voy perdiendo el deseo de lo que busco, buscando lo que deseo”. Antonio Porchia 
Jueves, veinte de junio de dos mil veinticuatro

Volví a cenar con extraños quince días después. Sí, mentira me parece. O no, porque como vengo diciendo, algo tengo que hacer y algo tengo que escribir (para no morir mañana).
Menuda mierda la escalofriante falta de recursos interesantes.
Ayer el restaurante fue otro, siempre es diferente, y en esta noche especialmente distinto ya que era, gitano, místico y orgánico (así se definían), se llamaba Zíngara.  Pero, independientemente de peculiaridades culturales, lo importante es que la comida estuvo sabrosa y bien cocinada. Uno de los aspectos muy positivos de esta opción es la eficacia de los gestores en cuanto a la organización (salvo algún matiz mejorable, pero de orden menor), porque ofrecen variedad en cuanto a restaurantes y tienen buen criterio a lo hora de formar las mesas e integrar comensales por perfiles y afinidades.
Salí de mi casa en torno a las siete, como siempre.
Esta vez llegué el primero a la mesa. Instantes después apareció una mujer muy poderosa en todos los sentidos, R., que era bastante joven (47), con lo que, a priori, estaba descartada para mí de cualquier aventura amorosa. Ella ya traía esa autoexclusión pintada en su cara y, sobre todo, en la asepsia de su mirada. Tenía una cara bonita donde destacaban unos ojos claros expresivos y penetrantes. Su boca invitaba a la ensoñación erótica. Se había maquillado con sutileza y sugestión lo que podría indicar que había salido de su casa con ganas de agradar (yo también, pero no me había maquillado, puro prejuicio, supongo que cultural). Su ropa, convencional, pero casual y conjuntada. Su actitud insuperable, empática sonriente y habladora.
Poco después G., una mujer con la que ya había compartido mesa la cena anterior, y de la que mencioné que estaba casada. Siempre agradable y con la mejor disposición. Enseguida llegó Míster V., la tercera cena que compartimos. Finalmente, M., de un pueblo cercano, joven, enfermera y agradable.
La celebración de presentaciones, reconocimientos y elección del menú de cada uno fue como siempre, sin tropiezos y con buena disposición por parte de todos…
La Fotografía: Quizá las escenificaciones de soledad acompañada sean obras performativas que podrían representarse en un museo de arte contemporáneo y firmadas por la Abramovic de turno. En esta secuencia aparecemos la mujer llamada R., Míster V., y yo mismo con traje.

Pepe Fuentes ·