ADENTRÁNDOME EN LAS TINIEBLAS 34
“El presente es el tiempo único en el que se conjuga el acto de escribir un diario”. Antonio Muñoz Molina
Sábado, veinte de julio de 2024
…En una de las cenas raras (a las que por el momento no voy) y dado la continua exhortación a mindfulness como recurso de salud mental y equilibrio emocional pleno (gracias a Míster V, muy aficionado al asunto); yo, haciendo gala de inconsistencia y desorden mental dije que prefería que no, que ni siquiera probar, ya que, lo mismo me curaba y entonces pasaría de pertenecer al género humano, eso sí dañado, al reino animal porque me convertiría en pez, y por menos de nada también averiado. Esto último me hace preguntarme si los animales, los peces, por ejemplo, tienen comportamientos anómalos, como, misantropía, o narcisismo y todas las patologías asociadas… No me contesto porque no tengo ni idea.
El rechazo al estoico y meditativo equilibrio, pensé en la cena rara (pero no lo dije), tiene que ver con la permanencia de este diario, que además me permite vivir mi presente lo más lejos que puedo de inútiles fantasías que me enfermarían más y más. Lo que escribo es por causa de mi desequilibrio (e infelicidad), sin él no habría diario. Recurro a la fotografía y la escritura y entonces me estabilizo (más o menos). En ese tráfago de ida y vuelta al menos gano algo: esta entrada y esta fotografía, que si estuviera cuerdo y normalizado no haría porque sería un pez. O, visto desde otro lado, los que no somos artistas de nacimiento (y luego tampoco), o enloquecemos un poco o morimos como besugos, sin hacer nada, solo yendo de un lado para otro tontamente y debajo del agua. Por un sabio reajuste, a algunos con poco talento natural, la vida o el ángel de la guarda nos enloquece un poco porque nos desespera, para que así arranquemos en alguna dirección (o, dicho de otro modo, nos levanta el ánimo a patadas); otros, los listos y artistas no lo necesitan, ya se arreglan solos y sanos.
Por mi parte prefiero sufrir un poco si a cambio consigo tener algo qué hacer cuando me levanto. Ah, y dar algunos cortes de manga cínicos y de nihilistas reflejos iridiscentes al mundo y su puta madre. Así voy tirando.
La Fotografía: Los peces nadando y nadando, toda la vida nadando, no hacen otra cosa que nadar y boquear y no ir a ningún sitio. Y ser felices porque tal vez mediten como si fueran del rollo del mindfulness o de cualquier otra religión, hay tantas que es difícil decidirse por alguna.