LOS MICROVIAJES
A Segovia: día 1.3
Viernes, treinta de agosto de dos mil veinticuatro
…Salí de la catedral y decidí callejear por el centro. Bajé hasta el Alcázar, que visité, salvo la torre porque estaba harto de subir angostas escaleras para no llegar a ninguna parte. La visita fue muy grata no solo por la belleza arquitectónica del enclave donde se mezclan varios estilos, sino, también porque me sentía bien con mi sola compañía (no echaba de menos a nadie).
Su construcción se remonta al s XII, con muchas modificaciones a lo largo de los siglos siguientes (románico, gótico, mudéjar, herreriano), pero con resultado final y actual espectacular, bello, equilibrado y sugestivo, de apariencia europea, contrapunto de la áspera austeridad castellana.
No voy a describir los distintos salones y salas que vi, salvo una, la sala de reyes, por el valor simbólico del contenido y finalidad: homenaje y reconocimiento a los reinos y reyes de Asturias, León y Castilla. Felipe II encargó a Hernando de Ávila la recreación de las efigies de los reyes, que situó a modo de friso superior, con breves textos sobre sus hechos debajo. Esta sala tiene un gran valor histórico, político y social, porque en ella se compendiaban lo que podemos definir como la esencia de la España originaria. Sí, ese territorio que yo respeto y que amo porque me siento parte de él, porque en mi herencia genética seguro que perviven trazas de ancestros castellanos. Siento que es así porque cuando miro a mi alrededor y contemplo este paisaje duro me reconozco en él y no en otros y ese reconocimiento solo puede haber llegado a través de la sangre y de las palabras, del lenguaje castellano que nos ha forjado a los que nacimos y vivimos aquí, en el corazón mismo de la península ibérica, de España, nación grande, cultura enorme en el mundo que ahora tiene que sufrir las ignominias y ofensas de ignaros empeñados en ofendernos sin causa; agravios estériles que nos empobrecen (especialmente a ellos porque renuncian rencorosamente a una pertenencia singular). Nosotros, castellanos y españoles de bien somos gente de paz, no odiamos a nadie y mucho menos a gentes con las que compartimos territorio y cultura.
En el Alcázar de Segovia me sentí en el centro mismo de la historia y la cultura del país del que formo parte y me sentí bien, muy bien…
La Fotografía: Una de las numerosas escenas o encuadres fotográficos que se podían realizar y que realicé en el Alcázar de Segovia. He elegido esta, quizá, tan solo, porque me parece que contiene uno de los aspectos que tienen que ver con nuestro indudable y glorioso pasado militar que tan grandes nos hizo y que ahora permite que podamos entendernos y comunicarnos con millones de personas y que ocupemos un lugar importante en el mundo desde el corazón mismo de la península ibérica, es decir desde Castilla, pese a quién pese.