11 OCTUBRE 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Monzón (Huesca)
Soporte de imagen
DIGITAL 320
Fecha de diario
2024-10-11
Referencia
10520

LOS MICROVIAJES
A Huesca: día 1.3
Domingo, veintidós de septiembre de dos mil veinticuatro

… De Sigena a Monzón (40 Km). Llegué en torno a las doce y media. Directo al castillo templario. Aunque esta misteriosa y legendaria orden dejó huella en la construcción de cuerpos de edificio de austero estilo cisterciense, realmente templario solo lo fue a lo largo de poco más de 150 años.
De origen musulmán y habitado por ellos hasta que en 1089 lo conquistó el rey de Aragón, Sancho Ramírez. En 1143 fue donado por la corona a los templarios, que lo mantuvieron hasta 1309 que pasó a manos de la Orden de San Juan de Jerusalén.
Recorrí los varios edificios que componían la fortaleza despacio, sin molestias, apenas había visitantes. El día en ese momento era luminoso, tanto como mi estado de ánimo, que sin ser eufórico me permitía discurrir de un lado a otro en paz, sin angustia ni temor.
El conjunto de edificaciones, del más puro estilo cisterciense, se sucedían en un amplio perímetro abierto a todos los puntos geográficos. La que me resultó más interesante fue el templo de San Nicolás (s XII) de gran belleza y equilibrio, tanto el exterior como el interior de paredes limpias y secas. También era notable la torre del homenaje (s IX y X).
En torno a las dos bajé del castillo al pueblo. Hacía calor, el día era luminoso y lo mejor era comer en una terraza, pensé. Recorrí la que parecía la calle principal, donde había sucesivos bares con gente tapeando y haciendo vida social. En fin, las cosas que hacen las gentes los domingos por la mañana (no supe si habían ido a misa o no).
Hasta el final de la calle atrajo ningún restaurante. Decidí sentarme en el último (más allá no había ni calle ni terrazas). Tomé un menú del día: Risotto de setas (tipo papilla incomestible) y calamares fritos (congelados) dos hojas de lechuga y dos trozos de tomate); infame comida de principio a fin (y nada barata).
Mientras comía me entretuve en observar la gente que pasaba por la calle, arriba y abajo, y de pronto me percaté que la mitad de los transeúntes eran inmigrantes (africanos y árabes, casi todos con atuendos propios de esos lugares: túnicas, gorros redondos y planos centro africanos, mujeres, maduras y jóvenes con la cabeza cubierta, jóvenes negros, etc.). No suelo fijarme en esos detalles porque a mí me da igual el origen geográfico, cultural o religioso de las gentes, para mí tan solo son personas que viven en ese lugar. Pero, dado que ahora es de dramática actualidad la inmigración, me dio por prestar atención y hasta contar por encima a unos y otros.  Parecía que los extranjeros eran numerosos en esa localidad lo que podría proyectarse a todo el país. No tengo una idea formada sobre la incidencia de esas poblaciones en los sitios y de qué modo modificarán, lógicamente, la base social y cultural de la población; lo harán, y será para bien o para mal, no tengo ni idea, y además a mí me dará exactamente igual porque ya no estaré, me  moriré antes. Quizá haya que esperar un par de generaciones para evaluarlo; aunque lo más probable es que sean asimilados porque no creo que lo seamos nosotros a pesar de que lo hicieron durante siglos. Ahora no será así, me parece, porque en los tiempos actuales y los que vendrán no tienen posibilidad ni margen para crear un relato propio con el que colonizarnos.
Volví sobre mis pasos, desaparqué y partí en dirección a Alquezar (40 Km) …
La Fotografía: Los enormes bastiones de ladrillo construidos a partir del siglo XVII, que incorporaron artillería, marcaron la imagen característica actual del castillo.

Pepe Fuentes ·