6 ABRIL 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
Museo Thyssen Bornemisza. Proust y las artes
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2025-04-06
Referencia
10790

MONÓLOGOS SOBRE ARTE 27.1
“El único verdadero paraíso es el paraíso perdido”. Marcel Proust
Jueves, veintisiete de marzo de dos mil veinticinco

Llegué a Madrid (estación de Atocha). Me pregunto por qué lleva el nombre de Almudena Grandes, escritora tendenciosa a más no poder, que yo he tenido el buen gusto de no leer (será porque yo también soy tendencioso). Caminando a la velocidad que me permitía la inclemente fascitis plantar, llegué a las puertas de la exposición, Proust y las artes, el propósito principal de la mañana.
Quizá tendría que calificar como imperdonable no haber leído nunca a Proust, y no, no me lo perdono, como tampoco lo hago por no haber leído a tantos otros, grandes también, que no mencionaré porque son infinitos.
Mi caso es el del iletrado en la corte del Arte, donde acudo con una persistencia maniática siguiendo las huellas del arte que me lleven a ese paraíso que siempre sentí ajeno y lejano y que nunca  tuve. Lo intento una y otra vez porque sé que es lo único que puede redimirme de tanta vulgaridad.
Sí, el mundo de Marcel Proust me parece paradisiaco, no solo por haber formado parte de un círculo social sofisticado, culto, artístico, sensible y vivencialmente intenso; sino, también, porque él veía cada día como grandes obras y corrientes artísticas nacían y se proyectaban desde su mundo mismo, el que habitaba.
Probablemente, los cien años más prolíficos creativamente de la historia del arte occidental se dieron en Europa, y su indudable epicentro, París, desde mediados del siglo XIX al del XX.
Ahí estuvo Marcel Proust, contribuyendo también él, con una obra inmensa, que yo no he leído, aunque me propongo hacerlo, pero dependerá del tiempo que consiga vivir ¡¡¡es tan condenadamente larga!!!
Nada más entrar a la exposición, por doquier, pinturas de la época impresionista, sobre la que principalmente se articulaba la muestra, aunque, con buen criterio, se extendía a otras tendencias y épocas históricas, hacia las que Proust sintió gusto y admiración…
La Fotografía: El círculo de la calle Royale, 1866, de James Tissot. Era el círculo más exclusivo de París, después del Jockey Club. Escenario cinco años anterior al nacimiento de Proust; no obstante, esta imagen es perfectamente asimilable al ambiente en el que creció Proust. Evidentemente, elegante. El autor, cercano, aunque anterior a la aparición del impresionismo fue un pintor ecléctico que representó a una sociedad ociosa y cultivada de una cierta languidez con reflejos victorianos ingleses. También desarrolló una profusa obra de temática bíblica, pero eso ahora no viene al caso.

Pepe Fuentes ·