7 MAYO 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
pepe fuentes con un agujero en la nariz y al revés
Soporte de imagen
-DIGITAL (100)
Fecha de diario
2025-05-07
Referencia
10825

DIARIO ÍNTIMO 123 y 2
“Las historias de mujeres suelen ser historias tristes. Como la mayoría de la gente mayor de sesenta años, la mujer pensaba a menudo en su envejecimiento (…) Pasada la edad de la pasión, seguirían siendo románticos como cualquiera que los viese en esos escenarios de ciudades extranjeras y paisajes exóticos, al igual que ella podría asegurar. A medida que pasaban los años, la imagen del hombre mayor comenzó a aparecérsele cada vez con mayor claridad, como si estuviese caminando hacia ella. Pero cuando pasó más tiempo, su imagen comenzó como si caminase hacia atrás a retroceder. Ahora que se enfrenta a una vejez diferente a la que solía imaginar, la pregunta no la abandona. Da vueltas por su cabeza como parte de una vieja canción o de un poema que le hubieran obligado a memorizar del colegio. ¿Dónde está el hombre mayor? ¿Dónde está ese viejo querido, bueno y amigable? ¿Por favor, alguien puede decírselo?” Sigrid Nunez (Cuál es tu tormento).
Jueves, uno de mayo de dos mil veinticinco

…El mejor argumento es un ejemplo y más todavía vivido en carne propia:
-Me quedé sin pareja a los 68 años, entonces creí que todavía todo era posible: recuperar mi autonomía sentimental y sexual, y me puse en ello, con determinación, pero también con más inconsciencia que lucidez y suerte.
Increíblemente pronto fue posible y eso me dio mucha confianza, pero unos poquitos meses después, la  mujer en cuestión me dijo que me dejaba porque no quería tener que cuidarme en un futuro cercano (era sensiblemente más joven); aunque no sé, debía ser futuróloga porque yo entonces no daba muestras de desfallecimiento en nada (ahora tampoco, aunque un poquito sí). Lo entendí y lo lamenté (siempre he creído y defendido la pareja como modo de vida).
No quise darme cuenta de las asperezas y contratiempos que me ocasionaría mi tonta y ofuscada insistencia. Seguí cabalgando la idea de que todavía me podrían pasar cosas gratas en el campo amoroso (que no pasaron). Mi caballo estaba más famélico y derrengado que Rocinante.
Y así, hasta que doblé la esquina de los setenta sin darme cuenta y; a partir de ahí, la travesía de la más inhóspita llanura manchega (y nunca mejor dicho) se abrió frente a mí. Pero sin aventuras, sin escudero ni Dulcineas.
En la setentena ya no ha habido ninguna opción, salvo dos mujeres que les importaba más mi techo que yo, y claro, las tuve que expulsar de mi vida ¡solo me faltaba!
Mi realidad de ahora, incluida la conversación con mi exagente con la que he iniciado este cuento, la estoy viviendo con algo de resignación todavía, hasta que esa sensación sea un pálido recuerdo.
Mi vida sentimental y sexual ya es pasado; algo que sí me ocurrió durante toda mi vida, pero que ya no volverá.
La Fotografía: Yo mismo, con el taladro en mi nariz que, por cierto, está mejorando muy bien, salvo que se me ha quedado un punto de sutura dentro (mañana voy a consulta de enfermería, pero tiene difícil arreglo). El aspecto físico me da igual porque ya no tendré que conquistar a nadie. Los ancianos estamos liberados de esas exigencias, difíciles, pero tan vitales y excitantes. Tengo los ojos cerrados en parte por no ver el sin futuro que tendré que atravesar con dolor y silencio; y en parte porque me dan exactamente igual los humanos que me rodean (sin risas que compartir, no me sirven de nada). Cuando tenga que ver arte o belleza, ya los abriré.

Pepe Fuentes ·