12 MAYO 2025

© pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Fecha de diario
2025-05-12
Referencia
10676

Diario de un hombre Intranquilo 2 y 4
“No, no es nada, nada. Es sólo dolor”. Antonio Porchia
Domingo, once de mayo de dos mil veinticinco

Hoy, uno de los peores domingos que pueda recordar, de principio a fin. Muy mala la mañana, pero peor la tarde. Aunque podría ser consolador saber que vendrán otros peores, seguro, no me consuela en absoluto. El dolor del momento es absoluto, único, incomparable.
Todo el día arrastrándome por la casa doblado de molestias y dolores como consecuencia del postoperatorio del viernes. Curas y dolores punzantes en mi glande.
Siempre se necesita consuelo, pero en el dolor más y más y más. No tuve a nadie, salvo las llamadas de mi prima Marisa y la de mi amigo hermano. Se lo agradezco infinitamente.
En situaciones de enfermedad y dolor es cuando la soledad se vive con amargura. Desolador haber llegado tan lejos en la edad para sentir el abandono como un destino cierto y para siempre. A la mierda con todos los que podrían haber estado, pero ni siquiera se han asomado con una llamada de unos segundos. Que no me esperen, les pase lo que les pase.
Sí, ya sé que lo que estoy escribiendo es una bajeza miserable y ruin, o no; pero si no te queda ni el consuelo de tratar como eres tratado, solo eres pasto de humillación. La vida no vale tanto como para vivirla postrado, esperando el escupitajo de la indiferencia y la desatención. Si hay que morir en un rincón oscuro y solitario, que así sea.
Qué fortaleza en la máxima de Porchia, pero yo no soy así, tan fuerte; a mí me duele casi todo. Soy consciente que mí única alternativa es fortalecerme.
La Fotografía: Calamari unión (1985) Aki Kaurismäki. Sí, así, precisamente así, es como me gusta que sean los momentos felices de mi vida de ahora: sin dolor, caminando despacio frente a obras de arte, paladeándolas sin prisa ni tristeza, cualquier día, o mejor en domingo, y no como hoy en el que solo ha existido el dolor, el silencio y el desánimo. Me he movido por la casa cuando era imprescindible con pasos inciertos, subiendo los peldaños de las escaleras uno a uno, agarrado penosamente al pasamanos ¡menuda mierda!

Pepe Fuentes ·