DIARIO DE LA BELLEZA 8 y 10
«Soy un gran pecador, confiando en la misericordia y en la paciencia de Dios. En el sufrimiento, acepto». Jorge Bergoglio. A continuación: Papa Francisco (cosas de la tradición vaticana)
Jueves, quince de mayo de dos mil veinticinco
…Lo que me sugería su imagen proyectada al mundo, era la de un hombre al que le gustaba ser una figura célebre y vivir esa experiencia con pasión y placer. Parecía feliz porque, tal vez, había alcanzado lo que siempre había soñado. En ese sentido, nada que objetar, los papas son hombres y su naturaleza humana impone esas servidumbres, que son precisamente las que los hacen comprensibles. No sería entendible la virtuosa sencillez, y menos en un Papa, porque a fin de cuentas ejercen un gigantesco poder sobre cientos de millones de seres humanos, y eso, siempre y por definición, es enrevesado y soberbio. Se deben a la necesidad de perpetuar una tradición necesaria que ya dura más de dos mil años. Es su sacrosanta responsabilidad y tienen prohibido equivocarse (quizá es por eso lo de la delirante infalibilidad).
Bergoglio fue un hombre que interpretó el papel de Papa (y viceversa); y eligió un modo de hacerlo basado en el disimulo y en la extremada exageración buenista (quizá habría que llamar a eso hipocresía, pero no porque es demasiado fácil).
A pesar de optar por la extrema humildad y llaneza, no pudo eludir su naturaleza de jesuita a su estilo, Bergogliano, adoptando detalles muy personales para dejar clara su impronta y hacer historia. Su inteligencia era sofisticada, privilegiada más bien.
Mi parecer sobre él no deja de ser crítico, aunque respetuoso, porque confirma la humanidad de los papas, que puedo entender y más en Bergoglio, paradigma de la paradoja: soberbia y humildad y todo en el mismo corazón y ambas naturalezas al mismo tiempo. Algo es mentira en ese juego perverso.
Al fin y al cabo, ya da igual la naturaleza del héroe del cuento, porque ya es solo memoria. Fin
La Fotografía: “…Francisco oculta a Bergoglio, pero revela su deseo de ser Francisco. Tal vez luego, obvio, siempre ha querido ser Francisco. Tal vez Francisco sea un avatar perfeccionado de Bergoglio. Un Bergoglio quintaesenciado, un Bergoglio logrado ideal. En cierto modo, tal vez Francisco sea más Bergoglio que el propio Bergoglio. Porque es el Bergoglio que Bergoglio aspira a ser”. Javier Cercas (El loco de Dios en el fin del mundo)
Imagen del documental El Papa Francisco, hombre de palabra, Wim Wenders, (2018)