8 JULIO 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
Feria de arte Contemporáneo Arco 2025. Madrid (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL (3200)
Fecha de diario
2025-07-08
Referencia
10916

Diario de mi Felicidad 8
“La escritura, la caligrafía, el amontonamiento de frases en una cuartilla, la tinta penetrando el papel, las palabras que iban saliendo de su piscología, todo esto era su pasión, la única cosa que le ayudaba a saber que estaba vivo”. Manuel Vilas (Dos tardes con Franz Kafka)
Sábado, cinco de julio de dos mil veinticinco

Hoy tampoco, mi cabeza permanece estática y muda, como de museo de escultura (moderna). Y eso que es fin de semana. Antes, hace tan solo unos pocos años, los fines de semana eran una fiesta, ya desde el miércoles empezábamos a acariciar la proximidad de dos días y una noche de “movimiento” no entraré en pormenores; solo diré que en ese tiempo todo estaba bien, sin dolor ni preocupaciones, solo la de pasarlo lo mejor posible. La enfermedad no existía y los años transcurrían gozosos, todo el tiempo.
Ahora, ya no, eso no sucede, pero da igual porque hoy, por ejemplo, sábado, estoy encantado con la idea de estar todo el fin de semana solito con Mi Charlie, alternando escenarios, uno para cada momento del día; a saber, espacio uno: el estudio de no estudiar nada, solo disfrutar escribiendo, revelando y mirando pasar las nubes o los pájaros. También sin dolor, aunque con menos fuerza física porque mi cuerpo se está deconstruyendo incesantemente. El escenario uno es fijo en otoño, invierno y primavera, mañana y tarde. Espacio dos, solo de verano, el patio de clausura, para por las mañanas y la noche (cine de verano); y el espacio tres, solo de otoño, invierno y un poco de primavera, para por las noches (cine y cena). Este espacio también tiene chimenea (que no enciendo) para el invierno, pero solo si tengo novia (en esa circunstancia solo lo he utilizado una vez, porque aquella historia duró poco). En estos últimos años no la he encendido y se ha convertido en un depósito de polvo viejo. La chimenea sin compañía es como ir a un restaurante a cenar solo y eso no lo hago, salvo cuando salgo de viaje que no me queda otra.
Luego está la cocina para cocinar, que me gusta, pero cada día lo hago menos y me sirvo de los guisos ya hechos por otros: Mercadona, donde compro siempre paella y a veces berenjenas rellenas o ensaladilla; y casa de la Rebe (de Rebeca), que fue mi vecina y charlábamos de las cosas que hablamos los vecinos cuando coincidimos en plena calle, pero como se ha mudado ya no hablamos y la poca amistad que teníamos se ha extinguido; pero, sin embargo ahora nuestra relación es más íntima porque como lo que cocina: guisos de caldo, pimientos fritos, pollos asados sin patatas, pisto, asadillo, croquetas… y muchas cosas más y menos. Ayer, por ejemplo, con todo el calorazo, me acerqué a Don Patatón (así se llama lo suyo, horrible nombre, por cierto) y me compré un pollo asado (sin patatas, solo salsa); pisto manchego y conejo con tomate. Con eso casi me apaño toda la semana.
Ahora, a la una menos cuarto, dejaré de escribir en el patio de clausura (ya hace calor), y entraré a la cocina de no cocinar y me prepararé un aperitivo, pondré la mesa y comeré, tan contento, aunque no tanto porque me gusta más hacerlo en compañía.
Esta tarde, ya veré, pero creo que dormiré siesta y luego lo mismo escribo otro rato. Me ha dicho R, que me llamará, hablaremos un rato con gusto porque nos comunicamos bien. Me gustará, espero que a ella también. Luego, por la noche, tengo partido del Madrid, que veré solo (Ángel no vendrá), en mi patio de clausura.
Me acostaré a las doce, más o menos y me dormiré enseguida, seguro.
No habré visto a nadie y habrá sido un día feliz para mí, desde por la mañana hasta por la noche. No sé hasta que punto soy sincero conmigo mismo. Este diario me sirve para ir averiguándolo, más o menos.
La felicidad como concepto y propósito es inadmisible, una obsesión, una paranoia sin sentido. La cosa va de algo mucho más sencillo (tipo estoico) tanto como determinar lo que sirve y lo que no; o si se prefiere de adaptación a lo que haya o lo que no. A saber: -esto me gusta, me da placer y hace que me reconozca en mis necesidades y que me sienta bien, pues sí, eso me sirve, me vale; luego Sí. O, por el contrario, esto otro me disgusta, me provoca desagrado, molestia y displacer y supone una rebaja drástica de mi autoestima, pues no, eso No, de ninguna manera, a la mierda con eso. Y ya está, no hay más.
Mi escalofriante y asombrosa simpleza me provoca vértigos y la vista se me nubla intermitentemente, como si estuviera fuera de mí, pero en ningún otro sitio; tal vez en la intocable y gloriosa felicidad que me invade a todas horas, últimamente.
La Fotografía: Representación artístico-contemporáneo del estado de mi cabeza: convaleciente y fría como una piedra esculpida clásicamente, que a su vez reposa sobre otra piedra, pero natural, sin tratar (cosa del artista), y todo piedra al fin, y luego, más adelante, solo polvo.

Pepe Fuentes ·