7 JULIO 2025

© 2004 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2004
Localizacion
Praga (Chequía)
Soporte de imagen
-120 MM AGFA 100
Fecha de diario
2025-07-07
Referencia
8547

COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 84
“La palabra literatura era muy solemne para Kafka. Él prefería la palabra escritura. Lo que él hacía no era literatura sino escritura. No era un escritor, era un escribiente, pues se aplicaba a sí mismo la imposibilidad de alcanzar algo en la vida que se elevara, aunque fuese un milímetro sobre la extrema humildad. Porque la humildad es el don de Kafka. Tanta humildad es perfección. Es cegadora. Es la verdad. La última verdad. Por eso escribir era dejar de ser humilde. Y dejar de ser humilde era una vergüenza personal”. Manuel Vilas (Dos tardes con Franz Kafka)
Viernes, cuatro de julio de dos mil veinticinco

Acabo de terminar, al unísono, dos libros que, a pesar de su aparente lejanía, o no tanta; porque ambos son contemporáneos, de ayer mismo y que mantienen un más que posible parentesco: Dos tardes con Franz Kafka, de Manuel Vilas (mi escritor preferido) y Oposición, de Sara Mesa, también para mí una apreciadísima escritora. Sara nunca me defrauda. Es una novelista imprescindible.
En ambas obras planea el absurdo, en la de Vilas porque es Kafka y su mundo el centro mismo de las sagaces y sentidas reflexiones, Vilas se confiesa un enamorado de Kafka. Y, sabido es, el modo “entomológico” que tenía Kafka de describir la textura de la realidad que él y solo él, percibía como nadie. Para Vilas, y otros muchos escritores del siglo XX y XXI, el praguense es el escritor más importante de la historia. Para mí no, pero eso es tan solo debido a mi incapacidad, para ni siquiera atisbar la enormidad de escritor que fue. Al menos, algo intuyo, que ya es, pero es gracias al talento de los demás, de Vilas, por ejemplo, que me ayuda haciendo de lazarillo de mi ceguera.
La literatura, perdón escritura, de Franz Kafka es única, nadie se parece ni puede parecerse a él. Especialmente en sus tres novelas grandes: El proceso, América y El castillo; pero a veces, alguno de sus personajes puede aparecer como reflejo fantasmagórico y fugaz en otra novela, en otro autor, como es el caso de El jefe de negociado número dos, en la novela de Sara, el personaje más espectral y kafkiano, aunque la novela entera se desarrolle en un escenario que bordea el absurdo y lo onírico. Es necesario decir también, que, Oposición es tremendamente divertida y burbujeante y que la narradora de la obra en audible, Paula Vera, hace una lectura brillante, fresca y original (con frenillo y todo).
Grandísimas lecturas ambas. Y ahora, como siempre la eterna repetición: ¡qué sería de nosotros (o de mí) sin el Arte! Mejor, ni pensarlo siquiera.
Seguiré con ambos escritores (estoy con El Castillo, mediado), y en cuanto a Sara Mesa, he leído todo, salvo una, su opera prima, Un incendio invisible, que comenzaré en cualquier momento.
En una entrevista a la autora, con motivo de la publicación de esta última novela, se refiere a un aspecto de la creación literaria diciendo algo que me llamó poderosamente la atención: “…es difícil describir la monotonía sin ser monótono, como decía David Foster Wallace. Materia de reflexión literaria, sin duda.
La Fotografía:
Lo primero que hicimos nada más llegar a Praga, en 2004, fue meternos imprudentemente en una calle con vías de tranvía en dirección contraria (conducía yo); y claro, nos costó una multa severa. Fue casi peor ver el tranvía venir de frente dispuesto a atropellarnos y sin escapatoria, salvo dar marcha atrás apuradamente. Luego, por la noche, ya en el hotel, una fiebre altísima atormentó a Naty. Salimos de la habitación hacia el final de la mañana siguiente y, lo primero que visitamos de la ciudad fue la tumba de Franz Kafka. Obligado y humilde tributo de admiración y respeto por nuestra parte. Y, también, el cementerio judío antiguo, en esta foto, la penúltima que me quedaba sin publicar de Praga.

Pepe Fuentes ·