EL DÍA DE LOS EPÍLOGOS 54
Los Días (4). Cine, paseos, más cine, literatura, arreglo de la cubierta de mi casa, impotencia creativa en mi cotidianidad y en la vida misma y finalmente, el cambio del verano al otoño. Cosas del vivir sencillo.
Diario de lo difícil (4). Secuencia en dos partes, la primera, los días 14 y 15; y la segunda el 24 y 25; en las que relato mi cita a ciegas con una mujer, bajo la intermediación de la agente que compartimos. El propósito de la cita es “encontrar el camino del amor”, es decir enamorarnos. Eso dice nuestro representante en clave cursi.
Diario de mi felicidad (4). Globo de aparición súbita cerniéndose sobre mi cabeza; teorizaciones sobre la felicidad a propósito de un ensayo de Victoria Camps, y una digresión temática en sentido contrario: mi infelicidad.
Diario de la belleza (3). Carretera perdida, de David Lynch, que irradia misterio y erotismo. El descubrimiento y relato de mi visita al Museo Cromática, de mi ciudad. Un gozoso hallazgo, al que volveré a tomar un cóctel y oír un concierto.
Diario del espanto (3). Relato de una salida de mi casa en la noche del sábado del penúltimo fin de semana, después de meses sin hacerlo. Hubo de todo.
Colección de misceláneas (4). Dos películas: Una quinta portuguesa y Club Zero, ambas interesantes por razones diferentes; y la primera, además bella y emocionante. Incluí, además, una digresión sobre mis críticas cinematográficas, nada apreciadas por nadie (ni falta que me hace).
Diario de clausura (2). Nuevo capítulo, en el que relato como es mi vida de anacoreta y las indudables similitudes que tiene con las enclaustradas de verdad, monjas Concepcionistas, a las que supero en austeridad porque ellas tienen recreo diario y yo no.
Diario íntimo (2). Rememoración del aniversario de la muerte de mi padre hace cuarenta y siete años. Su figura, su vida y lo que significó, a grandes rasgos, para nuestra corta familia: él, mi madre, y yo. El día siguiente la entrada fúnebre con el relato de la muerte de Mi Charlie. Ambos murieron el mismo día y en el mismo mes. Tristísimo este capítulo.
Diario de envejecimiento (1). A partir de Elogio de la Duda, de Victoria Camps, establezco una comparación entre las posturas diametralmente opuestas entre Norberto Bobbio y Rita Levi-Montalcini. Ambos apuraron la vejez y la vida, el primero murió con 95 años, y ella con 97.
Diario de un condenado (1). Vuelvo a escribir in extenso de mi inmensa pena por la muerte de Charlie Brown, mi perro del alma.
Los Microviajes (1). Cuestiono el hecho de viajar, acompañado de Fernando Pessoa, este mes, especialmente, porque me planteo un viaje corto a la desesperada, antes de que llegue el invierno.
La Fotografía: Mi Charlie, espiritualizado por el amor que sentía hacia él, en proceso de desmaterialización camino del paraíso de los buenos perritos. Nos abandonó el 3 de septiembre por una maldita insuficiencia renal. Fue mi compañero diario durante diez años y medio. Podría estar hablando o escribiendo de todas las vivencias que hemos compartido durante tantos años, que ahora se me antojan tan breves. Entre Naty y yo tenemos cientos de fotos y videos suyos. Yo le dediqué o mencioné o traje al diario una foto suya en 88 entradas. He tenido varios perros a lo largo de mi vida, pero él ha sido único, al que más he querido. Sobre todo, en estos últimos cuatro años exactos que, aunque no a tiempo completo, hemos convivido los dos solos. Maravilloso y especial Mi Charlie. Cada día me acuerdo de él. Lo echo de menos.