Jerónimo Aguilar: "A mí me parecían movidos por los mismos impulsos que nosotros. Ni mejores ni peores”.
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Apéndice VII:
Textos (varios autores) sobre el contexto y época en el que
Hernán Cortés llegó a Tenochtitlán
Habla Jerónimo Aguilar (fue hecho prisionero por los indios después de un naufragio en 1511, frente a la isla de Jamaica, y convivió con ellos hasta 1519 que fue encontrado por Hernán Cortes, con el que participó en la conquista de Tenochtitlan. Murió en 1531): “Para entonces yo no era desgraciado con los indios, pero tampoco feliz. No me parecen seres infernales, pero tampoco angelicales y bondadosos como piensan algunos religiosos. Nunca los tuve el odio que los tenía doña Marina, a quien despreciaron, que al final encontró su estética familia entre españoles. A mí me parecían movidos por los mismos impulsos que nosotros. Ni mejores ni peores”.
Seguiré con la crónica de turisteo tranquilo aunque esforzado en febrero. Espero…
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Coyoacán
sábado trece, por la mañana. Coyoacán.
Amaneció lloviendo.
A las nueve de la mañana nos recogieron el guía, un hombre de mediana edad (cincuentena) llamado Miguel Hipólito, y un chofer joven del que no supimos su nombre.
Visitaríamos un barrio de un cierto nivel social (por encima de la media, nos dijo el guía), donde viven artistas. También La Casa Añil, ahora museo, en la que vivieron Frida Kahlo y Diego Rivera.
Miguel, nuestro guía, era un hombre amable, simpático, que hablaba incesantemente sobre la historia mexicana y la realidad actual, social y política, de México.
Confiaba en que López Obrador erradicaría la corrupción, aunque también decía, sensatamente, que ya se vería, porque todos tienen un precio.
Tardamos aproximadamente media hora en llegar por una autopista repleta de tráfico.
Se trataba de un barrio grande y tranquilo donde al parecer vive un millón de personas.
En el centro, un lugar muy tranquilo con paseos y una plaza donde había una bonita iglesia, se encontraba la casa donde vivió Hernán Cortés durante dos años, después de la conquista…
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Coyoacán:
sábado trece, por la mañana. La Casa Añil II
Algunas cosas más de tan singular y genial pareja: Diego Rivera era veinte años mayor que Frida, se casaron en 1929. Ella con veintidós años. Estuvieron unidos (El elefante y la paloma) veinticinco años, con constantes idas y venidas de otras historias, ambos con varios amantes y parejas ocasionales en ese apasionante intervalo de tiempo.
Al parecer también hubo épocas en las que mantuvieron tríos, con Tina Modotti o María Félix, por ejemplo (supongo que habría algunos más de ese interesante formato amatorio).
No obstante, ambos sintieron un gran amor fou, el uno por el otro. Diego Rivera: “… tuve la suerte de amar a la mujer más maravillosa que he conocido. Ella fue la poesía y el genio mismo”; o Frida Kahlo: “Diego me ha hecho sufrir tanto que no puedo perdonarlo fácilmente, pero todavía lo quiero más que a mi vida, él lo sabe bien”.
“Es manifiesto que Diego necesitaba tanto a Frida como Frida lo necesitaba a él”, dice la escritora y biógrafa Linde Saber.
Frida Kahlo murió el 13 de julio de 1954, sola, en la Casa Azul.
“Espero alegre la salida y espero no volver jamás”. Frida Kahlo. Fue su último escrito.
“Fue el día más trágico de mi vida. Perdí a mi amada Frida para siempre”, recordará Diego Rivera en una entrevista con Gladys March…
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Apéndice III:
Textos (varios) sobre el contexto y época en el que
Hernán Cortés llegó a Tenochtitlan
“Moctezuma había hecho intentos para disuadir a Cortés de su difícil y peligroso avance a Tenochtitlán: el tlatoani (emperador en náhuatl) envió preciosos regalos a los presuntos emisarios del dios Quetzalcóatl, más que nocivos según la leyenda, para convencerles de no alcanzar su ciudad capital. Pero todo fue inútil y finalmente arribó un ejército compuesto por cuatrocientos españoles y miles de indígenas ya asociados a Cortés: totonacas, zautlatecas, tlaxcaltecas y cholultecas…” Ramón Tamames
“Soy emisario de un emperador al que los más grandes príncipes se someten. Él me envía para que el gran Moctezuma le reconozca como señor. Si acepta, podrá señorear sus posesiones. Si no, le haremos la guerra con nuestros truenos, y ya visto su poder”. Hernán Cortés
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
México DF:
sábado trece, por la tarde.
Nos acercamos, una vez más, al Zócalo, referencia obligada de mexicanos y visitantes.
Al parecer, no sabíamos ir a otro sitio.
Bordeamos el Palacio Nacional casi por completo hasta que dimos con la entrada.
Nos colocamos en la cola, en la que no había demasiada gente.
En México, casi continuamente, surgen detalles propios y a veces incomprensibles, por ejemplo, para entrar (gratis) había que dejar un documento de identidad (solo de un miembro del grupo) que te devolvían a la salida (no supimos con qué fin) y, a cambio, te facilitaban una especie de credencial (Naty llevaba la credencial, yo no); no se podía entrar con gafas (tampoco supimos por qué), Naty alegó que las necesitaba para ver y entonces permitieron, a regañadientes, que las pasara. Tampoco podías llevar mochilas, objetos punzantes y algunos otros. La prohibición, en algunos casos, era lógica (las mochilas) en otros no lo era en absoluto (las gafas).
No registraban y el escáner no funcionaba; tampoco se responsabilizaban de los objetos que les entregabas.
Eso sí, en el interior, en el jardín, además de algunas estimables esculturas, había profusión de carteles que informaban de que no deberíamos dar de comer a los gatos del recinto para no desequilibrar su cuidada dieta alimenticia. Cosas mexicanas, parecía.
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Apéndice V:
Textos (varios autores) sobre el contexto y época en el que
Hernán Cortés llegó a Tenochtitlan
Paradójica y curiosamente, el origen de la nefasta y falaz leyenda negra pudo estar en las crónicas del dominico Bartolomé de las Casas, defensor de los indios y por cuya mediación ante Carlos V se dictaron leyes que protegieron a los indígenas y derogaron cualquier tipo de esclavitud. Luego los españoles de aquel tiempo no actuaron de un modo descontrolado y salvaje, o quizá, si nos atenemos a la trayectoria e intervenciones del posterior Obispo de Chiapas, los peores momentos pudieron suceder en las dos primeras décadas de presencia española en el caribe, hasta tanto consiguieron situarse ante el prodigioso descubrimiento que sorprendió a todos y para el que culturalmente no estaban preparados.
“De las Casas informa de los detalles en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias, un libro escrito a partir de 1539 en México y publicado en 1552. En 1578, en Anvers, el texto se traduce al francés: De las Casas describe a los indios como personas sencillas y dulces, buenas y generosas, pacíficas y obedientes, humildes y pacientes, sometidos a quienes las mandan e ignorantes de lo que caracteriza a los occidentales: la duplicidad y la maldad, la disputa y el rencor, el odio y la violencia, la venganza, el orgullo y la ambición, la codicia y el ansia de poseer. Físicamente, los indios son delicados, delgados y frágiles, de suerte que el trabajo y las epidemias extinguen fácilmente sus vidas. Practican la sobriedad y la frugalidad. Viven desnudos o apenas cubiertos con un taparrabo. Duermen sobre simples esteras o hamacas. De las Casas agrega: Tienen el entendimiento claro, sano y vivaz. Sienten curiosidad por la fe cristiana y se acercan naturalmente a ella, con interés”. Decadencia, Michel Onfray