"Dadme el silencio, el agua, la esperanza./ Dadme la lucha, el hierro, los volcanes./ Apegadme los cuerpos como imanes./ Acudid a mis venas y a mi boca.” Alturas de Machu Picchu. Pablo Neruda
PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Capítulo uno: Machu Picchu (Perú), tres de febrero, domingo
XII
“Sube a nacer conmigo, hermano
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados”.
(…)
Iniciamos la visita a Machu Picchu no mucho después de las ocho y media, entusiasmados por lo que veíamos alrededor. Habíamos llegado a la cumbre lloviendo, sin embargo enseguida escampó y el cielo prometía aclararse y brindarnos grandes momentos de luz fotográfica. Las cumbres que rodeaban Machu Picchu, impresionantes y vertiginosas, tenían prendidas en sus paredes retazos de nubes. El ambiente era húmedo. Gran cantidad de gente se desplegaba por doquier, pero no entorpecían nuestros propósitos. Me sentía de excelente humor. Entusiasmado ante la perspectiva de una mañana única. Fuimos avanzando lentamente, mirando, impregnándonos de las sensaciones inigualables, singulares, que nos provocaba ese inaudito y majestuoso lugar, al que sabíamos que nunca volveríamos. Fotográficamente, ya en Cuzco, había optado por llevarme el equipo más ligero posible: las dos viejas cámaras; la grande, solo con un objetivo corto (50 mm) y la pequeña, con el zoom (28-85 mm). En ambas cámaras película SFX 200, expuesta a 800. Filtro rojo. No llevé el trípode y ya lo estaba lamentando. En algunos puntos me demoré bastante fotografiando, incorporando e interrelacionando piedras y gentes. Tenía sentido ese juego, pensé, o más bien intuí…
COROLARIO: (…) “Dadme el silencio, el agua, la esperanza.
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.
Apegadme los cuerpos como imanes.
Acudid a mis venas y a mi boca.”
Alturas de Machu Picchu. Pablo Neruda