"El zoo sólo puede desilusionar". John Berger
Sabemos que están vivos por imperceptibles movimientos: abúlicos, cadenciosos y algo tristes.
Mis lecturas avanzan lentas y desordenadas. La forma de leer se convierte en un reflejo de uno mismo. Es inevitable. En estos días, mezclo nerviosamente un ensayo biográfico de Franz Kafka, algo de Wislawa Szymborska y El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, de Haruki Murakami: «Pero en otoño las bestias, acurrucadas unas junto a otras en silencio, dejaban relucir su largo pelaje dorado al sol del ocaso. Sin ejecutar un solo movimiento, como esculturas pétreas sobre la tierra, la cabeza enhiesta, aguardaban inmóviles a que los últimos rayos de sol se hundieran en el mar de manzanos». Qué mágica belleza contiene la literatura de Murakami.
DIGRESIÓN TRES. The Killing of a Sacred Deer (El sacrificio del ciervo sagrado) 2017. Reino Unido. Guión y dirección: Yorgos Lanthimos. Reparto: Colin Farrell, Nicole Kidman, Barry Keoghan, Raffey Cassidy, Sunny Suljic, Alicia Silverstone, Bill Camp. Película de un belleza helada y heladora. Luz fría, líneas depuradas y exquisitas, bellísimas. Semblantes hieráticos. Silencios inquietantes. Misterio, todo es Misterio en esta desasosegante película. No podía dejar de ver esta última obra de Lanthimos, después de no acudir a la anterior propuesta, Langosta, y del entusiasmo que me provocó Canino. Hay algún crítico que ha traído a colación a Buñuel a propósito de esta obra, pero yo no le vi en ningún momento; recurrir o acordarse de Buñuel es muy socorrido a propósito de cualquier historia que se salga de lo meramente convencional y que contenga matices incomprensibles, algo así como el comodín de lo surrealista (yo lo hice ayer mismo). Pero no, para mí, esta enigmática película tiene personalidad propia, sin necesidad de recurrir a categorizaciones sabidas. Lanthimos ofrece una sinfonía de convulsa belleza y preguntas sin respuesta: lo que sucede en ella es pura ficción literaria llevada a un lenguaje y caligrafía cinematográficos impecables. Vi la película sin parpadear y en un ahogo ininterrumpido. Podría ver historias así a todas horas, sin parar, como un tributo gozoso a la belleza. Sobrecogedora.
los animales no se preocupan por el
Cielo o el Infierno.
ni yo
tampoco.
Charles Bukowski