"He construido castillos en el aire tan hermosos que me conformo con las ruinas". Jules Renard
El camino hasta Morella, en aquella tarde de verano amenazando tormentas. Fue largo y sólo me acompañaba la inquietante sensación de que el tiempo transcurría desesperadamente lento.
Dedicada a Carlos Villasante (hoy, el sabe por qué). Esta foto y otras de aquel lugar áspero y reseco, en aquella época campo de peregrinaje en búsqueda de magias imposibles, las hicimos juntos un domingo por la tarde, hace ya demasiado tiempo.
Este tipo de torres, altas, herméticas, cerradas sobre si mismas, siempre me han sugerido misterio.
El nombre del sitio dónde se encuentra, Biel, aumenta esa sensación.
…A mediodía me fui sin pena. Sin más. Al salir de la ciudad me acerqué al castillo pero estaba cerrado porque los cuidadores estaban comiendo o descansando, supongo. Fin de la crónica de mi superficial, luego insípida, excursión a Belmonte, donde vi perros huidizos, curas de frio mármol (también vi uno de carne y hueso pero no era tan guapo como el de la estatua), a una mujer joven que llamaba a su madre que se encontraba dentro de un coche a unos metros de distancia, que no la contestó y ni tan siquiera se movió (material de recreación literaria, sin duda), a transeúntes, no muchos, lentos e indiferentes, y algunas cosas más de las que apenas me acuerdo.