Perros cansados…
…Lo que sí noto nada año que pasa es que mi cansancio aumenta y que ya no podría hacer lo que hice en otros momentos, como por ejemplo positivar los sábados y domingos desde las siete de la mañana (durante la semana trabajaba por cuenta ajena, de oficinista). Ahora trabajo más pero más descansadamente (cuando comencé siempre era por la tarde y por la noche), mis sesiones de positivado nunca duran menos de siete horas, pero eso sí, en días de la semana menos comprometidos y siempre por la mañana: los martes, miércoles y jueves.
…Otros, los fotógrafos célebres, realizan magníficos y profundos trabajos creativos y antropológicos sobre determinadas «realidades» sociales o estéticas de las ciudades que visitan. También los cineastas, escritores, y los poetas, y los artistas en general; pero como ese no es mi caso (sólo soy un hombre maduro sin propósitos en especial), me dediqué a deambular, junto con Naty (la mujer de mi vida), siguiendo direcciones caprichosas e impremeditadas. De vez en cuando, nos sentábamos un buen rato a compartir la sombra con un perro cansado…
EL LIBRO DE LA RISA
Canicida. El Perro de Pompeya. Sucedió más o menos así: yo miraba y me movía confiado en torno al perro con la intención de fotografiarlo. En ese momento llegó un señor charlando animadamente con otros; quiso ser simpático con él e hizo intención de acariciarle la cabeza, el perro gruñó y mostró los dientes. El señor estaba tan encantado consigo mismo que ni se enteró. Creo que si lo hubiera tocado lo habría mordido y la situación habría sido otra. Hice la fotografía y, desde luego, ni se me ocurrió tocarlo.