"Pienso en el día en que los caballos aprendieron a llorar". Antonio Gamoneda
Los hombres, hace mucho tiempo, nos llamaron, Camelus bactrianus, que resultaba poético. Luego, popularmente, camellos (de connotaciones equívocas). Somos mamíferos de cuello largo, cabeza proporcionalmente pequeña y gibas en el dorso formadas por acumulación de grasa. Podemos permanecer durante horas estáticos, rumiando abstraídos. Los hombres nos han utilizado para todo tipo de trabajos: desde cruzar desiertos y guerrear hasta crear fábulas imaginarias. Ahora nos exhiben en zoos y nos montan funcionarios municipales en cabalgatas festivas. Ellos sabrán.
Photoespaña: Otra vez, han vuelto otra vez, (el año pasado ya me ocupé del asunto). Este año también me han enviado información para que me presente al «concurso» ese del descubrimiento de nuevos valores. Supongo que no saben que llevo casi 30 años fotografiando y que ya no tengo edad de ponerme un taparrabos para verlos llegar en camellos como éste, con su salacot y sus misioneros. Si tienen paciencia podrán descubrir mis huesos lamidos por los gusanos y algunas miles de copias fotográficas engrandecidas por los metales que las protegen y por el paso del tiempo. Aunque me parece improbable; sencillamente porque ellos también se habrán muerto.