No tenían otra cosa que hacer, solo sudar e ir y venir sin propósito…

El objetivo, inevitable, consiste en ir tirando y mandando a la mierda todo lo que sobra, que es casi todo. Ir acercándose/me más y más a si/mi mismo. Nadie en su sano juicio podría pensar que una vez que se llega al núcleo, al centro, va a encontrar algo digno de mención. Allí, cuando se atisba el final de todos los esfuerzos, surge el agujero negro, el sarcasmo y el inmenso ridículo. Todo queda reducido a un patético resbalón y una aparatosa caída y a la risa cruel e incontenible de los que pasaban por allí. Todo el tiempo caminando, luchando, sudando y sufriendo para esto, para, desde el suelo, ver la deforme y asquerosa jeta burlona de los curiosos. Pero aún así; no hay otro remedio que levantarse, decir a los estúpidos cerdos que miran, «que os follen«, y continuar caminando erguidos y orgullosos. A fin de cuentas, con lo único que contamos es con el cuerpo y la vida propia y no hay más, nada más.

Diario de veraneo II. Estoy esperando hacer fotos en el mar. Soy presa de una laxitud impregnada de aburrimiento. Un hombre gordo ha llevado tan lejos su amor por la cerveza andaluza que lleva una gran medalla de la Virgen del Rocío.

Diario de veraneo III. Estoy en Huelva, perezoso. A la sombra de casi todo. No hay nada que me agobie y obsesione. Tendría que ser un momento muy creativo y, sin embargo, no lo es. La disponibilidad no es caldo de cultivo para la producción. Es evidente que lo único que se necesita son las ganas, sin éstas da igual la disponibilidad. El tiempo, con el deseo, se saca de donde sea.

ESCRITO EN MI DIARIO, HOY HACE 20 AÑOS.
Diario de veraneo I. Estoy de «veraneo» esa especie de bodrio pasado por el calor y la molestia física que se proyecta a cualquier hora del día. Todo consiste en aburrirse y tostarse en un sopor embrutecedor, es como si también las sensaciones estuvieran tumbadas. Sí miro alrededor todo se me aparece como tremendamente vulgar y degenerado -yo también-

Diario de veraneo V. He salido al mar; lo he intentado y me he sentido absolutamente desmotivado, incluso molesto. He vuelto enseguida.

Diario de veraneo VII. Un dato importante: he conseguido pasar quince días en esta especie de pabellón de enfermos crónicos, en régimen de pensión completa, sin cruzar palabra con nadie. Ahora se me ocurre que si tuviera que definirme a propósito de situaciones como ésta, sería: Tímido; por cobardía. Mudo; por carácter. Orgulloso; por pasión. Maniático; por virtud. Exhibicionista; por defecto.