“Cuidémonos de las Formas petrificadas. Pues la vida toda florece al borde del caos...”. Charles Tomlinson
(diecisiete horas) Aquí sigo. El cielo limpio de nubes y el sol retirándose detrás del viejo Hospital que me tiene rodeado por el sur y el oeste. Perplejo delante de la pantalla del ordenador, y para eludir la evidencia de mi oscurecimiento, miro hacia el noreste, dirección que me permite abstraerme en el lejano horizonte y ver pasar los coches por la distante carretera. Creo que debo ponerme a trabajar un rato en el gestor de contenidos de la nueva web: fotografías, textos, alguna que otra idea y así tiempo y tiempo. Tendremos un hermoso y nuevo escenario; más amplio y luminoso.
LA CIUDAD A LA QUE SE LE HABIA ACABADO SU TIEMPO. En los próximos días presentaré a los personajes de un posible drama, aún sin escribir, su correspondiente iluminación, textura y vestuario, así como un epílogo. Los actores de esta ficción, aunque parecen de otro tiempo, son de éste y su espíritu impregna «la ciudad a la que se le había acabado su tiempo«