"Durante muchos años, hasta el final del régimen comunista, en Rumanía la gente se preguntaba si habría vida antes de la muerte". Antonio Lobo Antunes
La película: GOOD BYE, LENIN! Espléndida
EL LIBRO DE LA RISA.
Tétrica. Ningún sistema, presente o futuro, en el que su ideario pueda crear tan sobrecogedora imaginería, puede ayudar al hombre a vivir.
«Toda estructura provisional del Estado después de una revolución, exige una dictadura, y una dictadura enérgica» K. Marx (sólo en la Unión Soviética esta enérgica dictadura acabó con millones de personas)
Siempre me he preguntado si Marx, Lenin, Stalin, Mao y otros muchos, sin duda hombres inteligentes, fueron capaces de prever que sus sueños llegarían a convertirse en pesadilla, y aún así les dio absolutamente igual.
EL LIBRO DE LA RISA.
Negra. El ejército revolucionario que avanzaba triunfal, rebosante de ideales épicos y verdades absolutas, resultó una falacia siniestra.
Mientras llega la fase «superior» del comunismo….el control no debe llevarse a cabo por un estado de burócratas, sino por el Estado de los obreros armados. Lenin.
El hombre no está hecho para justicias idealistas y realidades miríficas, sino para la supervivencia manchada de barro, egoísmo y furia; también, algunas veces, de generosidad y grandeza, pero nadie debería pretender engañar a los demás con negras estupideces.
En el fondo de todo patriotismo está la guerra: por eso no soy patriota. Jules Renard
Parafraseando a Renard: yo tampoco. Cuánto se parecen a los detestables camisas pardas: por eso no soy patriota o nacionalista. Bueno, por eso, y porque es un sinsentido embrutecedor y estéticamente insufrible: aquelarres pueblerinos poblados de banderas y primaria efervescencia racial. Qué espanto y qué pánico me producen esos chirriantes y penosos espectáculos, donde vociferantes y gregarios seres chapotean en el cenagal de su ignorancia. Qué huérfanos y desvalidos deben sentirse los que se agarran desesperadamente a una bandera. Sin embargo, sí me siento ubicado cultural y sentimentalmente en unas coordenadas: en el país del que tengo documento acreditativo de que existo administrativamente, único referente más o menos fiable, porque he nacido y vivido en él (pero, tranquilamente, sin aspavientos tragicómicos); en la cultura y valores democráticos occidentales y en la literatura y el arte en general. Lo demás me queda lejos, como, por ejemplo, las culturas exóticas y sobre todo las expresiones religiosas radicales, intransigentes y asesinas. También detesto profundamente las ideologías políticas contradictoriamente autodefinidas como «populares» que resultan, indefectiblemente, totalitarias, dictatoriales y, por lo tanto, también asesinas.
No hace mucho tiempo vi una película que cuenta una historia que te hace pasar de la tristeza a la risa y de la alegría a la pena. Te coloca frente a la dureza de la vida y te hace creer que la generosidad y el imposible están a nuestro alcance. Sólo es preciso desearlo con determinación y ganas. También te invita a sentir que los humanos podríamos salvarnos si nos olvidásemos de algunos códigos asfixiantes, caducas ideologías, prejuicios y estupideces diversas y dejáramos hablar al corazón …