"Ser yo cuando ya no sea yo". Ángel González
Claro, si me atraía, seguro que tuve la necesidad de desplegar mi mejor y más colorista imagen de «artista»: ponerme enigmático, suficiente y colocarme delante de la cámara una y otra vez, en distintas posiciones (debí indicarle cuando debía pulsar el disparador, aunque no el propósito para así parecer más misterioso)
EL LIBRO DEL TIEMPO.
Premonitorio. Introducción. Qué pasaba en 1982? No me acuerdo, o más bien no siento la necesidad de acordarme. Había circunstancias con las que sentía malestar y no tenía ni la más remota idea de cómo enfrentarme a ellas. Así pues, vegetaba jugando a ser «artista» (pero poco) y se me ocurrían series como la de los próximos días que no sabía de dónde coño procedían (claro, como no lo puedo explicar teóricamente no consigo ser un fotógrafo conceptual y estar presente en muestras y publicaciones. Hay un tipo, no recuerdo su nombre, al que reciben alborozados en el MOMA que fotografía, entre otras arideces, plazas de aparcamiento de todo el mundo ¡asombroso!) Por qué el título «premonitorio» ? No sé, quizá porque las premoniciones se mueven entre la intuición y la certeza, automática e incontroladamente y estas fotografías fueron así.
Una tarde calurosa de verano, creo que era Julio, con una amiga (no estoy del todo seguro de esto) y un templo mozárabe (tampoco puedo afirmar que realmente sea ese el estilo arquitectónico) abandonado y aislado en un campo de monte bajo.
Sólo se oían las chicharras y la temperatura se estaba convirtiendo en una seria amenaza para nuestro equilibrio psicosomático.
Totalmente pueril no era (yo); sí tenía claro que buscaba el efecto del movimiento, resaltar la textura de la piedra y que ambos, cuerpo y piedra, se confundieran (porque sino me habría salido otra cosa, supongo).
En el caso de que fuera cierto que iba con una amiga (desde luego había alguien porque me ayudó en la toma), supongo que me gustaba, porque sino no me tomo la molestia de ir hasta allí con el calor que hacía.
Esta es la última fotografía de la serie y después de lo que he contado (que ahora me parece completamente verosímil) me pregunto qué tiene que ver todo el entramado con el título; a no ser que fuera la manifestación de mi desorientación o de mi tendencia hacia el ensimismamiento e intuyera que ese era un destino cierto en mi vida.
Coda: lo de la amiga, si fue quien sospecho, me acuerdo (más o menos) de cómo continuó y acabó nuestra relación, pero eso es otra historia.