Las aburridas fotografías…
Niego la originalidad como acto voluntarioso, es decir, como sobreactuación artificiosa de la razón. La originalidad, o nace libre en un lugar sin memoria consciente o será un patético remedo, un descomunal esfuerzo abortivo. Es un resorte que se activa al margen de toda ley, súbitamente y, si no es una falsa aparición, hay que atender el incontenible mensaje. En caso de que se presente como variante dolorosa para el individuo, se podrá tratar o neutralizar con un compuesto en el que se mezclen los siguientes ingredientes: indolencia, apatía, escepticismo, inercia, cobardía….. y algunas cosas más (no se vende en farmacias, sólo hay que mirar alrededor atentamente). Esta fotografía es una prueba incuestionable de un acto de voluntad sin originalidad.
“…la tarde se bate con espadas transparentes…” Octavio Paz
NOTICIAS DE LA DICHOSA NUEVA WEB XXV: yo, lo de palabras sí, palabras no, lo decido a posteriori, siempre después, porque sino sería un conceptual y tan lejos no llego. Esa posibilidad, la conceptual y premeditada, siempre me ha parecido ajena al lenguaje fotográfico, aunque la practique en ocasiones. Considero que lo más propio de la esencia fotográfica es mirar, ver, encuadrar y disparar, como si de un cazador se tratara. En ese sentido, la fotografía tiene un componente ancestral similar al de la caza: el fotógrafo, como el cazador, perseguirá incansablemente a su pieza. Somos depredadores incruentos, neutros, pulcros, asépticos, olímpicos, distantes. No obstante, como no soy maximalista, o al menos apenas si me doy cuenta de que pueda serlo, soy de la idea de que todo vale si sirve, o viceversa…
El hacer debe incluir el no hacer.
Bram van Velde.