Viajar siempre, que la ilusión por el viaje no acabe nunca…
Las Vegas, no de Nevada, sino de Nuevo México. En ese pueblo hay una calle fascinante; no recuerdo cómo se llama. Sale de la plaza principal, donde hay edificios históricos (siglo XIX o XX). A un lado y a otro, todas las casas mantienen la estructura y el estilo de las ciudades del viejo oeste. Además, por si fuera poco, aquí tuvo un salón el legendario Doc Holliday. Paseamos arriba y abajo varias veces. Me sentía encantado observando los peculiares comercios y bares. También fotografiando, aunque uno de los lados estaba en sombra y perdía brillantez.
Miré atentamente esta fachada. No la comprendía. Decidí fotografiarla.
«Para ver un lugar es preciso volver a verlo». Claudio Magris
EN LA LEJANA CIUDAD, ENCLAVADA EN UN ESPOLÓN, ALTO Y ROCOSO. Ocho de abril, ocho de la mañana: me dispuse a emprender viaje a la remota ciudad donde habíamos estado hacía una semana. Se encuentra al noroeste y es preciso emplear dos horas para llegar. El día prometía tiempo soleado. Me pareció bien para mis propósitos. El dos de abril, a pesar del ruidoso tumulto, intuí que tenía algo que hacer en ese lugar, pero sería en otro momento. Durante los días siguientes imaginé situaciones, encuadres y posibilidades. Nada más llegar empecé a fotografiar compulsivamente. Estaba tan excitado que hasta me confundí de respaldo y emplee un rollo equivocado. Vuelta a empezar: desandar un kilómetro y repetir la toma ya hecha…