"El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no sólo que los piensa, sino que los siente". Friedrich Nietzsche
Domingo: qué hacer? Pensamos que lo mejor sería empezar el día paseando por Hollywood Boulevard. Siempre me he preguntado qué era y dónde estaba Hollywood porque, no es una catedral, tampoco un palacio regio o un castillo legendario donde se pueda decir: he estado, tengo la entrada y he visitado sus dependencias, me he detenido a mirar su decoración, sus patios, escalinatas y salas solemnes. Una vez allí, tan cerca, empecé a sospechar que sólo era el aire que respirábamos y algunas baratijas para consuelo de los turistas. A pesar de todo, sabíamos que estaba allí; en estado etéreo, quizá, pero habitando bajo ese cielo. No sabíamos dónde y esa circunstancia nos interesaba mucho: había que investigar y seguir pistas, aunque la mayoría fuesen falsas. La primera que nos encontramos era obvia, pero falaz: las estrellas que homenajean a los artistas en las aceras, pero resultaba decepcionante el nombre de Gary Cooper o John Houston, o Ford, casi ilegibles por la lógica suciedad de las pisadas. Además, tantos y tantos nombres en el suelo, incesantemente, acababan resultando banales.
…lo cierto, es que ambas cosas juegan un papel muy importante en fotografía, porque esta es deudora de lo que podríamos llamar -momentos irrepetibles-; a saber: calidad de la luz, ángulo de incidencia, intervención de figuración inesperada, presencia y disponibilidad del fotógrafo (Cartier Bresson, sabía mucho de todo esto), y los aspectos también incontrolados que aporta la propia técnica y soportes fotográficos, desde la cámara, a la película o el revelado (los ectoplasmas, también saben mucho de esto). Naturalmente estos valores entran en juego en la fotografía de campo o fotografía «caminada» porque, las previamente concebidas, son más controlables, aunque corren el gravísimo riesgo de caer en la soporífera aridez. Siempre he realizado fotografías caminando, indagando, buscando en lo que iba apareciendo frente a mi mirada, sobre todo en ciudades, y a eso no renuncio ni renunciaré nunca (creo). Trabajo desde hace tiempo en un propósito que titulo –Ciudades-, uno de los capítulos principales de –lo que deseo hacer en fotografía-…
Últimamente estoy soportando la presión de tener que ordenar emociones, o mejor dicho, intuiciones o tal vez instintos, y en muchos momentos me siento completamente perdido. Una cosa es hacer a impulsos o pálpitos y otra muy distinta ordenar lo hecho, después, lejos ya de los escenarios, la luz, el estado de ánimo que alentó la acción y además, establecer un tejido de relaciones entre imágenes distintas, en escenarios, motivos y épocas diferentes. Asumo el avanzar por territorios tan resbaladizos y subjetivos porque tengo la íntima convicción de lo que uno hace tiene un vínculo secreto, porque nace del mismo sitio.
EL MAPA DE LOS DÍAS
53. Domingo (16 de Mayo de 2021)
Mi estado de salud empeora, o al menos así lo siento (no es una sensación subjetiva, tengo problemas palpables). Y nunca mejor dicho, los dos médicos a lo que he acudido se han dedicado, sobre todo, a palparme agresivamente: solo les ha faltado subirse encima de mi vientre y bailar un zapateado. Por el momento se han conformado con golpear y apretar y provocarme agudos dolores. No han aplicado ni un solo elemento diagnóstico tecnológico, como por ejemplo una ecografía. Uno de ellos, cirujano, me dijo que tenía “buche” (como si yo fuera un jodido pájaro o una vaca) y que me fuera a mi casa, adelgazara, entonara la musculatura abdominal y después volviera, a ser posible después del verano. Ahora, de un día para otro, las molestias y dolores se extienden sobre mi abdomen y ayer me apareció un bulto duro por encima del ombligo que me dolía. Según me había dicho el dichoso cirujano no me podía operar porque se me ha abierto la masa muscular del vientre y no tiene donde colocar la maya de sujeción de mis tripas. Estoy jodido, evidentemente.
Tengo que fijarme y aprender de Charlie Brown en su relación con los veterinarios: no permite que le toquen y mucho menos que le hagan daño y, como yo ya soy pájaro (por lo del buche), debería actuar como Charlie.
Ahora, después de hablar con dos “especialistas” sobre mis males, tengo la impresión de que me moriré en breve de una muerte horrible: con las tripas fuera rodeado por un grupo de médicos carcajeándose y diciendo: -tan solo era un pájaro que había engordado demasiado-.
Mañana tendré que buscarme un médico que se pueda calificar como tal, y eso sí, iré con un abogado, un notario para que levante acta (por si tengo que cambiar del género humano al animal) y, especialmente, con Charlie Brown, para que exija que me traten como él ha conseguido que le traten los veterinarios; o tal vez ir directamente al veterinario de cabecera de Charlie.
La Fotografía: Un hombre y una mujer caminando por una calle de Chicago. Él parece que está bastante gordo y eso me hace preguntarme cómo le habría calificado el cirujano que visité; probablemente de paquidermo y le habría mandado a su casa, no un verano sino tres, hasta que perdiera cien kilos. Mientras, se habría muerto, claro. Ese hombre, en caso de que le aparezca una hernia, tendrá suerte porque le tratará un cirujano americano. Aquí, seguramente, no tendría ninguna posibilidad.
Obviamente, todo este bloque de series (serán en torno a veinticinco) que iré presentando en este diario, anárquicamente (es la única relación que mantengo con la anarquía, y no es virtuosa o vocacional, sino más bien consecuencia de la incompetencia), se agrupan temáticamente en el capítulo dedicado a LAS GENTES. En este nuevo orden serial de mis fotografías se incluirán ocho o diez grandes capítulos con sus correspondientes series. El asunto es de envergadura, al menos cuantitativamente. Ah, y para información de los visitantes de este sitio, el «nuevo orden» (este concepto suena a fascista, me temo, pero lo dejo porque queda bien), no será visible hasta dentro de unos meses, como mínimo. No tengo prisa. Nadie la tiene, espero. Esta serie se llamará: -El deseo de fotografiar-. Quizá lo cambie porque tiene un sonido algo plano aunque, al fin y al cabo, contiene una palabra mágica que define muy bien lo que he sentido siempre hacia la posibilidad de fotografiar: DESEO. Poco más tengo que decir hoy. Sólo una curiosidad sin apenas importancia: estas gentes que avanzan hacía mi cámara (desconocidas, claro), tienen a su izquierda la Zona Cero de Nueva York. Como el texto me está quedando un poco soso, incorporaré un cita que creo que tiene que ver con el asunto de hoy, y es, nada menos, que de Franz Kafka: «La contemplación y la acción tienen su verdad aparente; pero la única verdad es la acción emitida desde la contemplación, o mejor dicho, la que regresa a ella».
DESCONEXIONES (de una Supuesta Realidad). Hace cinco meses que no salgo de mi casa; solo a pasear con el Chuchi por sitios apartados y solitarios. Vuelvo y me encierro hasta el día siguiente. Tal vez vuelva a salir, un poquito, a lugares donde haya gente, pero solo un ratito y desde luego no hablaré con nadie. Ya no me interesa escuchar a nadie y mucho menos hablar de lo que no sé. A la gente que me parece interesante ya la escucho en la radio porque esos nunca estarán en mi mundo. Mi mundo está vacío y cada día me gusta más que sea así y que lo sea por el resto del tiempo que tengo asignado. «Nunca sentía soledad; cuanto más separado de la especie humana se encontraba, mejor se sentía» Charles Bukowski