"Evidentemente, todas las vidas son un proceso de demolición". Fitzgerald
«Todo antes. Nada más jamás. Jamás probar. Jamás fracasar. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.» Samuel Becket. Por ahora no pienso dejar este diario. No me reporta ningún beneficio, crematístico o de cualquier otro orden, por lo que a poco sensato que fuera, lo abandonaría inmediatamente. Pero no, no lo haré. La razón es sencilla: espero y espero conseguir el día perfecto. Cada veinticuatro horas tengo una oportunidad; me digo -pepe, hoy no lo has conseguido, pero siempre te quedará mañana– y así todos lo días, por lo que la estúpida y magnífica sucesión de tiempo sin relieve, tiene algún sentido. El diario, al menos, me permite buscar «la espuma de los días» excelente título de la también espléndida novela de Boris Vian (y que la vida y la representación siga y siga…que no acabe nunca)
Y luchando esforzadamente para que la edad no detenga nada, maldita sea. El otro día, casi sin darme cuenta, cayó sobre mi cabeza y mi ánimo, pesadamente, un año más. Intento cuidarme físicamente, y debo conseguirlo porque los que no me ven desde hace tiempo me dicen que mejoro con los años, que físicamente estoy mejor que antes. ¡Cómo estaría entonces! Me asusta pensarlo. Me parece que sé dónde está el secreto de mi logro: la sexualidad, sin duda. Todavía deseo y a veces me siento deseado, sensaciones que necesito para tener una sexualidad en la que mi cuerpo no sea objeto de una obra de caridad, o de un pensamiento como, ¡qué le vamos a hacer, esto y sólo esto es lo que hay! No, no mientras pueda impedirlo o retardarlo y la sexualidad sea esencial en mis ganas de seguir vivo. Me pregunto: ¿follan las gentes que abandonan sus cuerpos a la obesidad y la fealdad? O dicho de otra forma: ¿les interesa el sexo a los que no cuidan sus cuerpos para la seducción y el placer? Tal vez, los casos de dejadez física y estética, sean consecuencia de la represión de la que hablé el otro día. La persona que aparece en esta fotografía es otra cuestión: mantiene la voluntad de estar ahí, en el mundo de la carne.
Fatal 1
Parecías una mujer fatal,
tuve la ilusión de que lo fueras,
y ahora la tengo de que lo sigas siendo.
Esas cosas no se abandonan nunca.
Espero.
Siempre me he preguntado si,
esas miradas penetrantes,
y esas ropas provocadoras,
responden a una sensualidad y erotismo
abrasador,
o todo es una broma,
una forma de reír y
de no morir.
Qué pena, si todo es mentira;
aunque es igual que seas real o no,
lo importante es ser otro u otra,
siempre otros
y reír, reír,
provocar, provocar,
para
NO
morir todavía.