"El silencio es el alma de lo bello". Gustavo Martín Garzo
He terminado una fase de mi trabajo en el «cuarto oscuro» (en realidad aún me queda un día más), luego vendrán otras fases y bastante tiempo más hasta que consiga terminar con esta última tarea. He positivado Trescientas Treinta y Dos Fotografías y realizado Seiscientas Doce copias de Dieciocho por Veintisiete Centímetros y Medio, en Tres Meses de Trabajo. Ahora revisaré copia a copia antes de pasar a la fase siguiente: lavados y virados. Muy probablemente tendré que descartar y repetir más copias de las que me gustaría. El otro día dije que en el «cuarto oscuro» anoté algunas ocurrencias que no sabía qué significaban. Bien, escribiendo ahora he sabido qué quise decir con esta idea: «Hay que ser generoso con lo que se hace, con lo que estás comprometido». Con la fotografía, como con cualquier otra cosa en la que nos empeñemos, tenemos la obligación moral de entregarnos hasta donde podamos. Ejemplo: hace días, echando un vistazo a unas fotografías de amigos fotógrafos que me han ido regalando, pude comprobar que una copia de poco más de veinte años estaba dañada por un proceso de fijado y lavado defectuoso; eso es inadmisible, porque el tratamiento, aunque engorroso, es sencillo. Afortunadamente, mis copias de más de treinta años colgadas en alguna pared de mi casa, están tan espléndidas como el primer día. Pero claro, muchas de mis fotografías están viradas al carísimo cloruro de oro, sólo para acabar en una caja. No concibo el compromiso de otra forma.
…pepe y las citas IX: Continuando con el suave discurrir de los argumentos existenciales, y con el deseable «racord» fotográfico, hoy recurriré a Kjell Askildsen:«Somos flechas disparadas del vientre de nuestra madre, y aterrizamos en un cementerio». El descubrimiento de este autor ha sido el mayor acontecimiento literario para mí en estos últimos años. Lástima que haya publicado poco y que no lo haga desde hace tiempo. No es probable una nueva obra suya y eso supone una inconsolable pérdida porque Askildsen es certero, breve, penetrante, exacto. Irrefutable: «En realidad no podemos evitar ser quienes somos».
Durante el mes de Mayo he leído ¿QUÉ ESTÁS MIRANDO? 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos, de Will Gompertz (a ver si me entero de algo de una vez). El libro es excelente, sumamente didáctico (por sencillo y claro) y se lee con ganas. Podría escribir sobre muchas de las impresiones que me ha provocado, pero no lo haré. No, porque eso me llevaría demasiado tiempo y energías y estoy en las últimas. Sólo dos importantes conclusiones: a) el recorrido que ha seguido el arte moderno tiene un sentido secuencial ineludible; o dicho de otro modo, de la aparición de momentos, propuestas, estilos, corrientes, ismos, formatos, y todo lo demás, se desprende un ritmo y equilibrio estético, social y cultural con un sentido creativo y armónico emocionante; b) algo ya sabido sobradamente: el espectacular éxito financiero (léase precios exorbitantes y mucho más allá de cualquier escala de valor comprensible al género humano) del que disfruta el arte moderno se debe, especialmente, a la intervención de gentes con facilidad para concebir grandes negocios, incluidos los propios artistas. De cualquier modo, eso no es cuestionable en absoluto, en parte porque, sencillamente, siempre ha sido así, y en parte porque obedece al signo de los tiempos…