Llegaron desde muy lejos para mirar desde otro sitio…

CASI TODOS LOS LIBROS (últimos)…Otra vez Rafael Reig: La cadena trófica. Al igual que ayer, tampoco he leído esta obra, así que más presentación: «La cadena trófica es tal vez el primer libro con el que el lector logra aprender literatura riendo. O ríe y descubre que ha repasado la historia literaria hispanoamericana reciente. Un manual en forma de novela, o una novela en forma de manual, que acaba reproduciendo la historia de los Belinchones, y sus bandos enfrentados, como si fueran los Buendía de Cien años de soledad. Tanto si se lee de un modo o de otro, salta a la vista que sus ingredientes principales son el humor, el espíritu crítico y una forma muy original, y desmitificadora, de aproximarse a los principales autores de los siglos XIX y XX, entre ellos Larra, Vila-Matas, Galdós, Rubén Darío o Eduardo Mendoza. Los escritores se convierten en personajes y nos invitan a «devorar» sus mejores obras. Una forma diferente, amena y ágil de abordar la historia de la literatura española de los siglos XIX y XX en España y Latinoamérica».

(sábado por la mañana) Me gusta pararme entre la gente que se apoya en las barandillas de los miradores y mira al horizonte. Sus rostros se entreven fugazmente y luego se confunden con los demás, las figuras se perfilan vagamente en la niebla del anonimato. Imagino que interrogan al paisaje o se dejan interrogar por él. Yo también lo hago, y les fotografío a ellos con la misma intención que si me autofotografiara.

subimos y bajamos mucho por las calles, hasta que, como siempre nos pasa, nos damos cuenta de que ya hemos pasado por ellas varias veces; entonces nos paramos y nos preguntamos ¿qué hacemos? No contestamos, claro, para qué, si ya sabemos que seguiremos haciendo lo mismo. En las ciudades extrañas, bellas y poco conocidas (para nosotros), lo único sensato que se nos ocurre es caminar y caminar, incansablemente, y esperar a que la ciudad vaya penetrando en nosotros. Siempre tardan en darse, no es fácil: como el deseo, es una cuestión de química (o alquímica), hay que saber esperar el momento oportuno. Nunca (o casi) frecuentamos museos, iglesias y esos sitios en los que se acumulan objetos moribundos, muertos o momificados ya: es perder el tiempo; la vida, si es que existe, está en la calle.

CASI TODOS LOS LIBROS (últimos)…Pero hay más, muchos, por ejemplo: Basada en hechos reales, de Delphine de Vigan, que cuenta una posible historia real con mimbres de gran literatura. Dice la autora-protagonista en el segundo párrafo de la novela: «Durante casi tres años, no escribí una sola línea», y a partir de ahí, al parecer, comienza un poderoso thriller psicológico donde entran en juego la seducción, la literatura y la simulación. Volvemos a la interpretación de papeles con los que representamos el hecho de vivir, una y otra vez. Por eso es tan importante la literatura, porque ofrece versiones más intensas y, sin duda interesantes, de las vidas propias, que se suelen vivir aburridamente. También, en este caso, se me está haciendo tarde para la lectura de esta obra…

ESCRITO EN MI DIARIO, HACE 20 AÑOS: Conseguí sonreír, sinceramente impresionado por el aspecto esplendoroso con el que acudió a la cita. Me gustaba. Nos lanzamos con bastante optimismo a estar juntos, aunque había algo que no encajaba. Enseguida me di cuenta que el guión en el que ella pensaba para la noche era perfectamente previsible: cena + copas = a todo lo demás, y naturalmente, lo demás estaría acorde con la calidad de los preámbulos. No me dio la gana cumplir con lo obvio… y claro, enseguida se puso en evidencia y la cita se fue a la mierda. Nos despedimos algo malhumorados por el fiasco.
Cuando se iba me dijo; llámame cuando quieras,
– por ejemplo, pregunté –
– dentro de 2 ó 3 días, o una semana,-
-mejor un mes, contesté- pensando en no hacerlo nunca.
ESCRITO EL OTRO DIA: No tengo fotografía de aquella mujer, fue todo bastante ocasional (nada de experiencias artísticas) pero se parecía bastante a la que está mirando hacía la cámara (algo es algo). Cuando me acuerdo de aquella noche siempre pienso que en estos asuntos la originalidad hay que dejarla para otro día.

DIPTICO LISBOETA:
Estas dos chicas, sentadas en una barandilla sobre el río Tejo, en Lisboa, me gustaron. Me habría encantado que me contaran cómo se llamaban, de dónde eran, qué hacían en Lisboa, si les gustaba la ciudad, si eran portuguesas … También, si tenían alguna expectativa especial para ese día (18.03.2006, y si esperaban enamorarse ese mismo sábado, si todavía no lo estaban, y si lo estaban, pues otra vez: más y mejor. En resumen, conocer cosas de sus vidas, y luego, después de haber pasado un rato de charla y sonrisas amigables, despedirnos con un ¡hasta siempre! Así son los buenos momentos de la vida: cortos y leves.