Todos miraban de lado, o ni siquiera miraban; pero parecían estar a gusto consigo mismos…
Épica o el indudable entusiasmo
Hoy está decidida a arrasar,
a bailar y excitarse hasta la extenuación.
Me gusta la gente así.
Qué pasó después?
No lo sabremos nunca…
«Sé alegre si lo deseas porque el mañana es incierto.»
Lorenzo de Medicis.
DIGRESIÓN UNA. Trilogía cinematográfica Paraíso, de Ulrich Seidl, (Austria), a saber: «Amor» (2012), «Fe» (2012), «Esperanza» (2013). Dicen algunas de las críticas de esta magnífica trilogía, que «ausculta la decadencia moral de nuestra civilización…pero sobre todo se sumerge en la esencia de la decadente civilización occidental, incapacitada a estas alturas para ocultar sus miserias y su podredumbre moral»(y por qué hay que habría que ocultarlo, me pregunto). No entiendo ese galimatías quejumbroso, especialmente lo de «decadencia, podredumbre, civilización, moral…» Me parecen planteamientos apocalípticos, terribles y neciamente «morales«. Que los humanos estamos jodidos, claro, por supuesto, pero viene implícito en el hecho de vivir. Hablar de decadencia «moral» supondría una comparación con supuestas y fantasmales épocas mejores (uno decae desde arriba, desde mejor situación, supongo) y eso es una burda falacia además de una solemne tontería. Siempre preferiré una vida mecida suavemente por decadentes e indulgentes vientos que acojan blandamente mi libertad para decaer si es eso lo que deseo, que no otra en la que huracanadas tormentas falsamente revolucionarias o regeneradoras la condenen a fuegos purificadores de los que tanto sabemos ya (esos idealizados purismos siempre acaban muy mal para demasiada gente). La humanidad mejora poco, por supuesto, pero por la misma razón tampoco empeora más de lo que esperamos. Normalmente, a lo que los lúcidos críticos llaman «civilización» es inconmovible, sorda y ciega a la experiencia y la historia y únicamente se agita en el tiempo en precarios e inverosímiles equilibrios. Las gentes, en esta parte del planeta (y en las otras también), siempre han arrostrado sus miserias y, es más, en otros momentos, desgraciadamente, desde una mayor estrechez y rigidez inquisitorial. Sí, me quedo con esa supuesta «podrida decadencia» contemporánea, porque no conozco otro estadio que pueda proporcionarme el mismo grado de libertad. Ahora, al menos, una mujer madura puede buscar parcelas de intimidad, placer y libertad, sin ser severamente reprobada (Amor). De cualquier modo, esta trilogía es una magnífica muestra de cine que ahonda en el alma de personas perdidas, confusas y al mismo tiempo abocadas a su reblandecido y precario destino sin solución. Soberbia trilogía.
…No es fácil ordenar desordenadamente con sentido y ritmo; con armonía y originalidad. Y Belleza. A mí me resulta muy difícil seguir una voluptuosa o tormentosa cadencia y «ver» la composición en toda su extensión posible. Lo intento cada mes con los libros del diario, pero no tengo ni idea de si lo consigo o no. Al menos es un propósito y un reto para mí. Una vez que veo el día de diario en la pantalla, cierro la página y me olvido de esa imagen y del texto que la acompaña. El día siguiente habrá otra fotografía y otro texto. Como en la vida, ningún día vuelve, ninguno es igual a otro, aunque algunos se parezcan. La fotografía de hoy es la que más me sorprendió de la sesión del trece de Abril…