El anhelo artístico casi siempre evoluciona hacia las percepciones abstractas…

OTRO HECHO RECIENTE (no nuevo, aunque sí infrecuente): exposición fotográfica; mía. No tiene sentido, pero sí, ha ocurrido. A estas alturas de mi historia fotográfica, que yo exponga en un espacio físico real (es decir, no virtual), en el que se puede entrar, mirar y hasta tocar, es un hecho que carece por completo de explicación y mucho menos de justificación lógica. Ha tenido lugar y terminado ya, hace nada, este mismo mes. El olvido ha entrado en acción, pero todavía no ha conseguido adormecer mi malestar. La fotografía de hoy ha estado expuesta en horario comercial en una ciudad del noreste de este país (o lo que sea); bueno, dejémoslo en el noroeste de la península ibérica, del continente europeo (o lo que sea).

Al «fotógrafo» le gusta mucho lo que escribe Enrique Vila Matas (probablemente el autor español que más le interesa). A mí también. Acabo de leer un artículo en el que habla sobre una entrevista realizada a Patricia Highsmith en mil novecientos ochenta, en la que afirmaba: «Escribo para divertirme«. También en esa entrevista decía cosas como: «A veces no entiendo exactamente las preguntas. No las preguntas de ustedes, sino todas las preguntas. No acostumbro a reflexionar sobre mi trabajo, a dar opiniones definitivas». Al «fotógrafo» no le ocurre exactamente lo mismo; aunque gusta de escribir (supongo que se divertirá haciéndolo), también le interesa reflexionar sobre su trabajo (aunque, curiosamente, apenas lo haga). Sin embargo, sí coincide en el hecho de –no dar opiniones definitivas-. Realmente no sé porque estoy hablando de todo esto; probablemente será porque es lunes y no tengo nada que decir sobre la serie que me propone el «fotógrafo» que presente. Me dice que la ha titulado «Las cualidades de la geometría-. Observo la fotografía con la que quiere acompañar este texto y le felicito -me parece excelente-. La fotografía está conformada por múltiples y variadas formas geométricas. Le gustan mucho las formas abigarradas en distintos planos, que se asemejen a composiciones casi abstractas y expresionistas. Cubistas, tal vez. Después de todo siempre le han gustado mucho las vanguardias. Es un nostálgico. Estoy empezando a «no divertirme» con esta presentación. Volveré a Vila Matas y a la Highsmith: «Una calle miserable en alguna parte, llena de cubos de basura, chiquillos, perros vagabundos, es tan fértil para la imaginación como una puesta de sol en Sunion, donde Byron grabó su nombre en una de las columnas de mármol del templo de Apolo. Dicho de otra forma: todo en esta vida es tan misterioso como la carretera de Sintra, y todo es novelable. Y sencillo. Qué envidia. Envidia sana, claro, pero también dolorosa».



una más… con el mismo «tempo» de ayer…

…lo peor es que esa lógica, inexorablemente, me puede conducir al deseo de exponer públicamente las copias que tanto me exigen, hecho que me espanta por su inutilidad y más que probable fracaso (vuelvo a la inseguridad, confusión e impotencia). Toda la obra, gestos o acciones que no estén revestidos de genialidad y rutilante brillantez o belleza están condenados a la futilidad, o lo que es peor al ridículo. El camino de la modestia o la mediocridad debe ser evitable y perfectamente prescindible, a no ser que uno adolezca de una alarmante falta de prudente inteligencia. No obstante, sí me parece importante entregarse a una actividad febril e incluso obsesiva, si eso ayuda a que uno se reconstruya (a una cierta edad sólo caben las rehabilitaciones o las reformas, porque el edificio hace tiempo que se terminó). «Pasar el tiempo es algo que me da miedo, no quiero que pase, y si tiene que pasar que me cambie y me mejore». valter hugo mae (este autor,
curiosamente, escribe su nombre en minúscula, como yo, y en ambos casos me parece que sé por qué).