"Siento las oraciones, su lentitud, como serpientes bellísimas que pasaran sobre mi corazón". José Ángel Valente
Otro día, esta vez solo: carretera de Extremadura. A la izquierda, según vamos hacia poniente, unas construcciones abandonadas, absurdas y sin sentido (como yo). Paré, claro. Pasé unas horas allí, dando vueltas y más vueltas. Iba y volvía, una y otra vez, entraba en un edificio, lo recorría y salía, me iba a otro (eran tres), y hacía lo mismo, así hasta cuatro o cinco veces. Como dice Muñoz Molina, en uno de sus brillantes artículos, a propósito de la pintura: «…esas cosas que van emergiendo del fondo a medida que se observa más, el reflejo de una mano de mujer en un espejo convexo,el brillo de la claridad en el pomo de una espada, la luz de luna filtrada en las nubes de un cielo nocturno …» Sí, así es, al menos para mí. Necesito mirar una y otra vez para ir viendo algo, poco a poco. Después de bastante tiempo, yendo y viniendo, asfixiado por la atmosfera ominosa, maloliente e infecciosa del lugar, comenzaron a emerger objetos, motivos, fotografías obligadas. Importantes.
DIARIO de las otras COSAS 19
Sábado, seis de febrero de dos mil veintiuno.
Como escribí ayer, creo que no hay solución pero no me parece honesto entregarme a sensaciones e ideas nihilistas, suicidas, sin al menos aventurar una posible alternativa. Partiré de la idea de la segregación de territorios (no tiene marcha atrás) que tan solo podremos retrasar con mucho deshonor, humillación y vergüenza. Esa peregrina idea de políticos oportunistas, lo de -nación de naciones o confederación de repúblicas autónomas-, es una idiotez propia de iletrados y tontos integrales, que ni siquiera se han tomado la molestia de leer sobre las perversas consecuencias del cantonalismo en el siglo XIX. Llegados a esta funesta perspectiva de futuro, y para salvar los muebles, los que aún tenemos la idea de la subsistencia de España, dada la constatación palmaria de la deslealtad de los gobernantes deberíamos mantenerlos en el poder, hasta que por fin propicien referéndums decisorios que supongan que todas esas gentes se vayan de una puñetera vez (no lo sentiré porque no me pueden caer peor). Eso, al menos, podría permitirnos, a los que quedemos, crear un estado coherente política y culturalmente, y así salvar lo que siempre ha sido y ya no es. Otra solución no veo. Tendremos que liquidar la constitución del setenta y ocho y redactar otra (corrigiendo errores, claro). Lo de monarquía sí o no, ahora es irrelevante, sobre todo por la triste y lamentable experiencia con el anterior Rey Demérito. Cuando escribo estas disquisiciones, creo infinitamente menos que hace unos años en la naturaleza, lucidez y sensatez de todos nosotros, por lo que solo cabe optar por las soluciones menos malas, aunque sean chapuceras, un desesperado “sálvese quien pueda”.
La fotografía: De fuerte significación alegórica, nada complaciente ni esperanzadora; realizada en una cueva de paredes enlucidas, un pájaro negro muerto, como metáfora agravada de lo que sucede a nuestro alrededor. En ese lugar, una garrapata se parasitó en mi cuello, de lo que no fui consciente hasta que volví a mi casa y la descubrí con asco y pavor. Son los riesgos, a veces, de fotografiar metáforas.
…-El Fotógrafo, después de muchas horas en el pueblo muerto, observó que hasta los pequeños roedores se habían suicidado, colgándose acobardadamente de los clavos de las paredes, Y, justo antes de que él también deseara hacerlo,…
Y El Fotógrafo dijo:
«El poeta, compone con palabras existentes y aprendidas que reúne alrededor de un aliento, de un fuerte y arrebatador impulso; el fotógrafo, hace lo mismo, pero con retazos de materia tangible. Ambos lenguajes crean con materias interpretables y moldeables ad infinitum».
Veinticinco de octubre. Jueves. Me levanté a la hora habitual…primero me senté en el sofá con intención de leer…previamente había sintonizado música (radio clásica)…después, durante un rato, hojeé Pérdida, de Gudbergur Bergsson, lo dejé enseguida; cogí Invitación a la Filosofía, de Comte-Sponville (un divulgador muy simpático de temas filosóficos y culturales en general, dirigidos a perezosos mentales, y que además tiene éxito; cómo no, recurrir a la pereza es una garantía). Sólo leí un ratito, pero me sirvió para cazar una cita de Kant, muy a propósito de cuestiones que tienen que ver con el lenguaje fotográfico: «Una obra de arte no es la representación de una cosa bella, sino la representación bella de una cosa«; también con las cosas supuestamente «feas» que últimamente me interesan tanto. Me sentí muy contento con la frase porque me ayuda en mis pesadumbres temáticas y filosóficas a propósito de lo fotográfico. Cerré el libro después de cinco minutos. ¡Vaya, parece que se me presenta un día inquieto, y sin ni siquiera salir de casa! -me dije-…
…Lo extraordinario no sólo fue la presencia de la perra aparentemente muerta, sino que después apareció un perro que se subió sobre la perra y se acopló a ella para follar y la folló, follaron, trágicamente. Muertos…